martes, 27 de junio de 2017

Cataluña. Los secesionistas en cifras

‘Si los catalanes quieren irse están en su derecho’. La gente que expresa la idea anterior, acepta con fe religiosa, -creencia sin comprobación-, que los catalanes mayoritariamente quieren la independencia, pero la tozuda realidad ha mostrado durante años que esto era una gran mentira, nunca fueron independentistas la gran mayoría del pueblo catalán. El problema tal como lo plantean trata de obligar a la mayoría a someterse a la minoría, sin discusiones, sin oportunidad de debatir en los medios públicos catalanes o en la calle o en las instituciones, lo cual es poco democrático por parte de los secesionistas, pero lo defienden con el envoltorio de la máxima democracia y con ello ocultan la realidad.

En la situación actual, tras las últimas elecciones democráticas del 27/09/2015, la presidenta del Parlament, Sra. Forcadell realizó una declaración de independencia apoyándose en los resultados electorales. Las elecciones autonómicas de 2015 fueron convocadas por primera vez por los partidos independentistas como un plebiscito por la independencia. Sus resultados arrojaron un número de votos inferior al 50% a favor de dichos partidos independentistas y un número de votos ligeramente superior al 50% para los partidos contrarios a la autodeterminación, cuyo resultado llevó a la CUP inmediatamente a declarar públicamente que el plebiscito se había perdido. 

No obstante, los votos traducidos en escaños les dieron mayoría parlamentaria, obviando el carácter plebiscitario de la consulta en el que supuestamente solo deberían contar votos y no escaños. Los secesionistas se vieron favorecidos en escaños parlamentarios,  sobreponderados en relación a los votos obtenidos, en la medida que los criterios electorales en Cataluña priman lo rural sobre lo urbano, los pueblos pequeños y del interior, sobre las grandes ciudades y la costa.

A pesar de ello la Presidenta del Parlament realizó la declaración de independencia apoyada por los diputados representantes de 1.628.714 de votantes a JuntxSí, mas los representantes de 337.794 votantes de la CUP, en total sumarían 1.966.508 de votos ciudadanos sobre un censo electoral de 5.510.853 de catalanes con derecho a voto. Los votos que arropan la declaración de independencia representan un 35.68% del cuerpo electoral catalán, lo cual es profundamente antidemocrático.

No es el pueblo catalán quien pide la independencia, de hecho hay una mayoría que no la pide Una cuestión problemática surge al identificar solo con el pueblo catalán a los independentistas, lo cual se extiende a reconocerlos como sujeto político, porque entonces ¿quienes son el otro 65%? ¿No son catalanes, no tienen derechos en esta decisión? Es como si alguien dijera ¡que se jodan! como gritó aquella diputada del PP. Enfrentada esta realidad concreta al armazón teórico de clichés inhabilita su validez, porque muchos giran en torno a la idea del pueblo catalán como unidad opuesta al pueblo español, no hay tal sujeto, un pueblo catalán unido como una piña enfrentado a España, ni en el pasado ni ahora.



Desde 1975, hasta hace muy pocos años las encuestas catalanas que mostraban datos sobre el independentismo, elaboradas por la Generalitat, poder catalán, han dado cifras en el entorno del 15%, lo cual no representaba la inmensa mayoría de la población, a pesar de ello, durante todos estos años algunos individuos no se cansaban de repetir que lo democrático era que ‘Si los catalanes quieren irse están en su derecho’. El problema con esta postura, insistimos, es que apoyaban política e ideológicamente a una minoría despreciando a la gran mayoría de catalanes a los que se silenciaba. Peor todavía, querían hacerla pasar por ser lo más democrático y  con la etiqueta definitoria de izquierdas, otras dos mentiras. Ni era democrática, ni era una postura de izquierdas.


Fuente: ‘El suport a la independència de Catalunya. Anàlisi de canvis i tendències en el període 2005-2012’. Centre d’Estudis d’ Opinió. Generalitat de Catalunya.2012.

Durante 2009 se produce la primera oleada de cambios sociales y la segunda en 2012, respecto a la desafección con España, todavía en los primeros años dos mil hasta la crisis, el sentimiento independentista se situaba en el 15%, por tanto esa frase de que querían la independencia y había que dársela, no tenía ningún sentido, aún así muchos que se declaraban no soberanistas, insistían en pelear por ello. Olvidando a la mayoría de catalanes, por supuesto.


Fuente: Barómetro de Opinión Pública, 30, 2ª onada 2013. Centre d’Estudis d’ Opinió. Generalitat de Catalunya

En 2012 el sentimiento de pertenencia recogido por la Generalitat  mostraba que una amplia mayoría de catalanes se sentían tan españoles como catalanes. Todavía en 2013 los mayores problemas de Cataluña, según los catalanes eran la alta precariedad laboral y la crisis económica, no figuraba la relación con el Estado, la relación con España como gran problema.

Fuente: Barómetro de Opinión Pública, 30, 2ª onada 2013. Centre d’Estudis d’ Opinió. Generalitat de Catalunya

Por entonces, -y mucho antes-, gentes que decían no ser nacionalistas, mucho menos separatistas, afirmaban que los catalanes tenían derecho a separarse, porque era lo que ellos querían. Ese año y el anterior subió el deseo de independencia según marcan las encuestas de la Generalitat, a pesar de lo cual las cifras mostraban una minoría por debajo del 50%, lo cual incluye aceptar que había una mayoría superior al 50% contraria. En el 2013 los defensores del derecho de autodeterminación, algunos de izquierdas, elegían apoyar a una minoría de catalanes en contra de la mayoría de la que no se preocupaban, ni reconocían su existencia. Para ellos, como para los secesionistas, solo existen los catalanes independentistas, los otros no son catalanes.



























Fuente: ‘Elementos y significados del malestar con la política en Catalunya.
Un acercamiento cualitativo a partir de la indagación con grupos de discusión’. 2011. Centre d’Estudis d’ Opinió. Generalitat de Catalunya.

Los índices que muestran la satisfacción política de los catalanes 2005-2009 son esclarecedores de cuando comienzan los problemas serios en aquel territorio. La explosión de la crisis económica les permitió ver que se abría una ventana de oportunidad y fue aprovechada de manera populista por el independentismo para aumentar los apoyos a la secesión. Y comenzó una nueva etapa en la que continuamos instalados.

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