miércoles, 18 de enero de 2017

Congresos: Se buscan proyectos y líderes para nueva época

El pasado 4 de enero leí un artículo en ‘El País’ titulado ‘La casa común’. Al terminar de leerlo no tuve ninguna duda de que su autor, Patxi López, sería el  primer candidato que se postularía para Secretario General del PSOE. Aquel texto estaba vinculado con otro anterior del mismo autor fechado el 4 de noviembre, ‘Un nuevo proyecto para un nuevo siglo’, ambos eran la proclamación de ideas básicas para un proyecto de reconstrucción del PSOE. 
Aquí hay discurso y personaje. Seguro que dentro del PSOE hay otros individuos capaces, el mismo Javier Fernandez cuenta con discurso serio y elaborado y transmite capacidad, pero no parece que se postule como líder para pelear por la secretaría general y de Borrell no se sabe.

Hasta la fecha Patxi López es el único candidato postulado ya que ni Susana ni Sánchez han dado un paso al frente, la una sigue enredando y buscando adhesiones pero sin mojarse claramente, sin comprometerse con unas líneas de futuro que pudieran provocar rechazos, así su discurso es lo manoseado durante años, algo que junto con sus gestos y marrullerías causa rechazo en muchos sectores socialistas. A Sánchez quizás se le haya pasado su tiempo presente, no tuvo ni tiene discurso, no parece tener un proyecto claro, si lo tuviera lo hubiera expuesto públicamente y los apoyos entre la militancia son mas contra el aparato del partido que a favor de un proyecto político de futuro, salvo en lo tocante a la organización, temas como el debate, la elección de representantes y la participación de la militancia, son importantísimos, pero falta la línea política que indique para qué organizarse, a qué problemas quieren enfrentarse y qué sociedad pretenden construir.

Los debates de Podemos contienen algunas similitudes de cara al público, lo que más trasciende son las diferencias organizativas. Sin duda las olas del 15-M mojaron a todos, son cuestiones importantes que explotaron en los entornos de la crisis y su gestión por partidos, entidades e instituciones. De poco sirvieron los programas de este o aquel partido si los representantes del pueblo no lo representaron, si los líderes de los partidos hicieron lo que les vino en gana al margen de su militancia, empujados por otros poderes abandonaron a su electorado.

El contrato social que regulaba los proyectos políticos y sostenía el sistema democrático saltó por los aires… todo fue abandonado por las élites, inmobiliarias, constructoras y empresas financieras, -seguros, fondos, bancos, cajas- para hacer tropelías sin fin, cuyo único objetivo consistió en llevarse el dinero a sus bolsillos, endosando al Estado las deudas que ellos acumularon para que las pagáramos la ciudadanía y ello encontró la complicidad de los representantes políticos que se olvidaron de todo para ponerse a su servicio. Poderes e instituciones y representantes elegidos, apartaron las normas éticas y se olvidaron de los representados.

Lo anterior es uno de los aspectos de por qué en los congresos del, PSOE y Podemos y también en los del PP y Ciudadanos se debate sobre organización y representación para rehacer propuestas que transmitir entre los electorados y militancias respectivas. Además en los congresos se ven obligados a debatir sobre la nueva normalidad, caracterizarla y buscar caminos para influir sobre ella. El problema es que sobre estos debates se escuchan menos ideas: que sucede con el monopolio de la energía en España, y cómo diablos establecen sus precios? ello influye sobre toda posible capacidad competitiva; la debacle del sector I+D+i que intentó salir del túnel hasta que llegó la crisis y está en escombros; qué pasa con los déficits que siguen y siguen sin proyectos de medio largo plazo; como se abordará el crecimiento de los precios petroleros, del aumento de inflación, del aumento de costes de la gigantesca deuda en curso; como abordarán el tema pensiones y el cambio demográfico español; que prioridades de crecimiento impulsarán y qué cambios en los sectores productivos… y qué proponen para resolver el endemoniado lío en Cataluña y costes económicos y sociales de cada postura, etc. etc.

La nueva realidad naciente con el cambio de siglo y puesta explosivamente en evidencia con la crisis es la cuestión de fondo sobre la que deberían trabajar estos congresos, al fin y al cabo son parte de los debates iniciados en algunos sectores sociales y que tardan demasiado en llegar a los partidos: las enormes dificultades para mantener o crear puestos de trabajo en un mundo en el que crece la robotización; la disminución de las desigualdades entre países, al tiempo que aumentan considerablemente dentro del mundo occidental; la globalización del poder económico pero no del poder político, lo cual genera una vuelta al pasado de los nacionalismos y proteccionismos; el crecimiento de la deuda mundial y forma de abordarlo, al menos hay que debatir tirar dinero con el helicóptero; la aparente imposibilidad de embridar a los mercados, particularmente los financieros, al menos desde instancias nacionales y por tanto la necesidad de macro acuerdos tipo Unión Europea, al tiempo que ello entraña enormes dificultades para crear nuevas instituciones políticas representativas; las transformaciones provocadas por el cambio climático que aumentarán velozmente guerras, desplazados, sequías, inundaciones; los conflictos geopolíticos que ya está iniciando la era Trump-Putin…

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