jueves, 10 de diciembre de 2015

Después del debate. La campaña continúa


Más pobres, más desiguales, más precarios, menos protegidos, más desconfiados, menos demócratas. Éste es el devastador balance que ha dejado la crisis económica en amplias zonas del mundo, en especial en el sur de Europa,…
‘Estos años bárbaros’, Joaquín Estefanía, Galaxia Gutenberg.

Tres candidatos/partidos parecen unirse en sus estrategias inmediatas para descartar al PSOE de la carrera por uno de los primeros puestos, según ellos, eso indican los sondeos realizados horas después de verse las caras en el plató de televisión. ¡Jo, que listos son! Unos sondeos hechos por una parte de las redes sociales y apunten fuego. Con uno menos, el resto tocan a más.

Desde el puesto de analista, lo cual implica no querer identificarme con  nadie en concreto, no me fio de nada en esta campaña electoral tan apretada y volátil y mucho menos creerme a pie juntillas lo que diga la gente interesada.

La lucha es encarnizada entre Podemos y PSOE, entre C’s y PP y entre Ciudadanos y PSOE. Al electorado PP ya no quiere tocarlo Podemos, le dan por imposible, consideran su voto más firme y seguro con un residual 0.5% de votantes indecisos entre PP/Podemos. En la misma macro encuesta del CIS, muestra que cerca de la mitad de electores no han decidido su voto, destacan las dudas que se producen entre votar a: PP/C’s 11%; votar  PSOE/C’s 9.1%; votar PP/PSOE 9%, PSOE/Podemos 7.7% o votar C’s/Podemos 6.6%. Iglesias arremetiendo contra Sánchez explicita que busca el voto socialdemócrata, tanto en PSOE como en C’s, recurso al que apuesta para crecer, al tiempo parecen reafirmar al PP como opción ganadora, al menos subconscientemente. Por otro lado a Sánchez le faltan cartuchos por quemar con los indecisos PP/PSOE

Lejos quedan aquellas proclamas de comienzos de año en las que decían perseguir el voto de centro y derecha, y contar con parte de él, recuerden la insistencia podemista en que el eje izquierda derecha no era  relevante y sí la idea de los de abajo contra los de arriba. Entró en liza Ciudadanos, y besó el santo, rompiendo la estrategia y el sueño, toneladas de votos centristas y de la derecha que miraban a Podemos como recurso regeneracionista se fueron a las cercanías de Rivera. Ahora fundamentalmente queda el caladero socialdemócrata para repartirse con el PSOE. Un drama para ambos que sufriremos todos, y un descanso para Rajoy.

Iglesias pide a Sánchez que haga propuestas concretas, lo dice poco después del discurso final del debate, en el cual, Iglesias, no hizo una sola propuesta pero de forma magistral recurrió a lo emocional para atraer electores. Podemos sabe que el voto en muy altos porcentajes de votantes, no se decide por el cliché erróneo de programa-programa-programa, sino por la identificación de un individuo con un marco conceptual general, conteniendo grandes dosis sentimentales que genéricamente acercan a una visión colectiva de la sociedad. Los griegos no votaron a Syriza por su programa, sino por sus sueños, no apoyaron a Tsipras por las propuestas programáticas incumplidas y abandonadas, sino por una mayor afinidad moral a su comportamiento e ideología.

Iglesias quiere empujar a Sánchez para que el PSOE no preste atención al marco emocional, abandonado, y se enrede gastando esfuerzos en propuestas concretas, fácilmente atacables por su pasada actuación durante la crisis. Los votantes socialdemócratas no ponen el énfasis en escuchar tal o cual propuesta que pudiera modificar la situación, -podría estar en puertas una nueva recesión- tras el agotamiento del PSOE, los votantes socialdemócratas preferirían escuchar las bases morales que regeneran el partido, percibir el sentido ético de los cuadros socialistas, sentir lo que estuvieran dispuestos a volcar en la acción política; los votantes socialdemócratas agradecerían relatos de errores cometidos, aclaraciones de ¿qué pasó, y por qué pudo suceder? lo cual representa parte del terreno emocional abandonado por el socialismo. Justo lo contrario que hace Podemos –lo tiene más fácil al no contar con un pasado que juzgar- a quien le importa poco cambiar tal o cual propuesta en pocas semanas, pero a quien le importa mucho tocar la fibra sentimental, como se pudo ver en el mejor discurso de la noche.

Los votantes del PP, los que han quedado, suficientes según las encuestas para ganar, esa base firme de electores pasan olímpicamente del programa y de las mentiras concretas de Rajoy y compañía, tienen confianza en ese partido y sus gentes porque representan los mismos principios que ellos, no solo conservadores, también derechosos, nacionalcatólicos en variadas sectas, representan la ley y el orden, defensores de la propiedad privada como derecho incondicional y absoluto, defienden la desigualdad porque moralmente premia a los buenos, etc. etc.

Se ha producido el triunfo de las ideas equivocadas, como la de la llamada ‘austeridad expansiva’. Pero ni el recorte del gasto público ni la moderación salarial han aumentado el crecimiento ni reducido la deuda. No sólo no ha habido un efecto expansivo, sino que la austeridad ha hecho a la mayoría de esos países más pobres, más desiguales, más precarios, menos protegidos, más desconfiados y menos demócratas. ¿Quién asume las responsabilidades?
‘Estos años bárbaros’, Joaquín Estefanía, Galaxia Gutenberg.


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