martes, 15 de septiembre de 2015

Grecia. Mirando la ruptura de Syriza y las elecciones (4)

Se acercan las elecciones griegas. No creo que en la realidad se produzcan grandes unidades políticas del 99/90% o similares, no creo que movimientos, grupos o partidos aglutinen los intereses, idearios y sueños de esas amplísimas mayorías de población, al modo en que se dan en economía las grandes corporaciones multinacionales, monopolios, oligopolios… Por otra parte creo que es necesario aceptar la complejidad del mundo real en que vivimos, en todas partes, sin lo cual difícilmente podría entenderse conflictos como el de Grecia, la ruptura de Syriza, las tensiones de Tsipras al tomar decisiones contradictorias en pocos días, etc. Supongan que de lo publicado días anteriores para Grecia aplicaran criterios similares a España, -y además no olvidaran introducir como factor relevante la globalización, los mercados, y los emergentes, pueden leer por ejemplo ‘El poder de los mercados. Y los españoles’.-.  Sería difícil aceptar que el futuro español estuviera explicado atendiendo solo el gobierno Rajoy y Podemos, que sin duda serán actores, pero sin entrar siquiera en las propias contradicciones internas de cada formación, la realidad es bastante más diversa que dos aspectos.

Realmente las opciones, propuestas políticas y económicas que circulan por la sociedad son más variadas que dos, es cierto que muchas de ellas pueden estar poco elaboradas por tanto sin conocer realmente su capacidad de aglutinar, y además la correlación de fuerzas en cada momento es cambiante, como lo son apoyos y expectativas e ilusiones de los votantes –este es un serio problema en Grecia con altísima volatilidad electoral que afecta fuertemente al electorado de Syriza- En España está sin definir siquiera una estructura nacional clara, la modificación del sistema productivo sigue sin trazar caminos posibles, no hay líneas claras de actuación pública y/o privada, en cualquier caso intervienen múltiples factores e intereses internos y externos, los planes de empleo siguen sin consensuar todavía económica y políticamente, por lo que son irrelevantes. ello con cinco millones de parados, hay gran disparidad en las líneas de política exterior, en proyectos de futuro político e institucional, en opciones energéticas, en proyectos de alianzas europeas, y así un largo etc. Así es difícil imaginar que pueda considerarse España como unidad, como si fuera un polo y la troika otro.

Imposible dar sentido a una nueva etapa, sin unir discrepantes en torno a proyectos comunes que sumen amplias mayorías, algo que tampoco se produce en Grecia, sin alianzas de consenso resultará imposible seguir aplicando rescate alguno. La popularidad de Syriza ha caído 10 puntos desde la convocatoria del referéndum, hoy empatada con Nueva Democracia en el entorno de un veintitantos por cien, Tsipras niega rotundamente la posibilidad de formar gobierno de coalición con ellos. Por la izquierda está la Unidad Popular, desgajada de Syriza y capitaneada por Lafazanis, puede estar en el grupo de los varios partidos que se disputan el tercer puesto, junto con KKE (Partido Comunista); en el centro izquierda el PASOK+DIMAR y ParaPotami, todos a bastante distancia de los dos primeros, y parece que se quedará sin representación los actuales socios ultraderechistas del gobierno, Griegos Independientes, con su infumable ministro de defensa. 

El fantasma de una elección que diera resultados de ingobernabilidad está latente, al igual que el ascenso de los nazis de Amanecer Dorado, probable tercera fuerza, el más popular entre los jóvenes de 18/24 años, por encima del 7% del voto, que suman la indignación nacionalista, austeridad, emigración, refugiados… dado que en las encuestas es una opción que pudiera silenciarse habitualmente por los encuestados. Dice su líder Nikos Mihaloliakos, "Un voto por la Golden Dawn significa no a los rescates, no a la inmigración ilegal, no a la dominación extranjera".

Tsipras mantiene altas cotas de popularidad, -parece que las encuestas en los días previos a la convocatoria del referéndum le eran altamente favorables, lo cual le empujó a tomar decisiones basándose en una alta confianza de victoria que hoy no está nada clara- la popularidad la pierde a chorros, y además aumentan las fuertes críticas de traición a sus objetivos muy difíciles de responder por su parte, -por ejemplo el 5 de junio prometió que no votaría otro rescate- por lo que ahora los cambios electorales son posibles. El ala juvenil de Syriza, se pasa prácticamente entero al grupo de Lafazanis, el conjunto de la población juvenil con altísimo paro, se siente traicionada y abandonada, y entre el electorado que los votó en enero hay altos índices de indecisión superiores a los del conjunto de la ciudadanía.

Tsipras y la mayoría de Syriza que quedó, entre 65/75% de la formación ganadora de enero, tendrá que hacer campaña a favor del tercer rescate, desde nuevas posiciones. Ya acusa de populistas a todos sus oponentes, por tanto implícitamente deberá asumir el fracaso anterior en el cumplimiento de sus promesas de enero, contra un nuevo rescate, contra la reforma de las pensiones, contra las privatizaciones, contra el pago de la deuda pública y a favor de la quita, contra los recortes de gasto social,… Cabe la posibilidad de que guarde ases en su manga previamente consensuados con la eurozona, BCE y el FMI, tales como, la revisión de la deuda aplicando una quita encubierta y la inclusión por el BCE de los bonos griegos para su programa de flexibilización cuantitativa QE, -la actual compra de 60.000 millones de euros mensuales de bonos que hoy no incluyen bonos griegos- Esas medidas podrían conducir a mejoras significativas en la economía griega, abaratamiento de costes de financiación, vuelta de inversiones, crecimiento y relajación de recortes… Esos son los objetivos de la nueva Syriza, que seguramente tendrá que consensuar con algunas otras fuerzas de centro e izquierda

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