sábado, 21 de marzo de 2015

El viaje a los libros, a la cultura, como salvación

‘El viaje hoy sería a las bibliotecas, a los libros, como última salvación’

Arturo Pérez Reverte, el autor de la frase anterior, se refería a la poca cultura que se aprecia hoy en todos los ámbitos de la sociedad. Y agrego yo, a la gran suficiencia que observamos en muchos individuos que aparecen por las redes sociales, creyéndose capaces de liquidar un trabajo de montones de páginas o de varios años, con un comentario de una o dos frases. Y se quedan tan frescos y supersatisfechos, creen haber desmantelado una teoría o contrapuesto un argumento en unos pocos caracteres.

El problema reside en que para opinar sobre lo que sea, se debería leer, y estudiar ese asunto, y reflexionar y ser más modestos al juzgar a las otras personas que estudian, escriben, reflexionan... El problema es que se pretende sentar cátedra con una frase, en ocasiones pretendiendo descalificar a un  intelectual con esos pocos caracteres escritos en la red, creyendo con ello igualar el esfuerzo de una frasecita al de un profesional que llevara estudiando varios años el asunto de que se trate. Lo malo del pretendido valor cultural que se está creando como modelo, es que se contraponen dos frases adjetivadas a doscientas páginas, la indolencia al esfuerzo, se extiende la idea de que todo es lo mismo, el recien llegado y el que lleva años, se revuelve todo en una coctelera y sale la conclusión de que conseguir cualquier cosa es sencillo, solo pedirlo y zas. Y si no, es que los otros son culpables de algo.

Naturalmente siempre hay libros que dicen tonterías y autores que opinan sobre los asuntos de forma diferente a nosotros, el problema reside cuando pretendemos liquidar todo lo que nos rodea y que sea distinto a nuestros códigos y además pretendemos reducirlo a dos frasecitas, que lo único que muestran es vaguería intelectual. Si cree que tal posición de un intelectual no es válida, demuéstrelo, escriba al menos una o dos páginas desarrollando un argumento, trate de convencer, pero no se quede usted tan pancho por soltar una adjetivación creyendo haber descubierto o desmantelado una teoría.

Las redes sociales están potenciando esta forma de entender la vida, la cultura, el conocimiento, la experiencia... sin esfuerzo, sin tiempo dedicado a ello; el conocimiento de las cosas se está sustituyendo por la apariencia, la inmediatez y la simpleza de las frases para liquidar cientos o miles de palabras, se aplicarán a todo dando el mismo valor, dará lo mismo el tema de que se trate y su autor, indiferente que sea un profesional que lleve varios años estudiando ese fenómeno, o una especialidad concreta concentrada en titulaciones que requirieron cientos de horas de estudio, igual tratamiento tendrán doscientas páginas que ofrezcan el resultado de un trabajo, que un comentario a vuela pluma sobre cualquier hecho. La chulería y prepotencia de algunos les llevará a lanzar dos frases, en argot of course, supuestamente ingeniosas con las que pretenderán liquidar decenas de horas de trabajo y estudio.

Entiendo que la mejor experiencia sea lograda directa y personalmente, tropezando y equivocándose, estudiando los propios errores por uno mismo tendrá más valor, será más consistente que las experiencias indirectas vividas por otros, reflejadas en imágenes o palabras. Entiendo que muchas personas necesitarán años para darse cuenta de cómo pensaban y actuaban en sus años pasados, -como nos pasó a todos, a unos más que a otros-, pero habrá que intentar acortar plazos porque mientras tanto habrán ido sembrando inconsistencia y ligereza.

No digo que no sea útil la transmisión del pasado, tener referencias de múltiples vidas, situaciones y problemas condensados en las palabras, es lo que diferencia al ser humano de otras especies, la transmisión del conocimiento acumulado a través de la escritura y los relatos. Entiendo que tiene más valor la vida propia, la capacidad de aprender es más valiosa que la capacidad de enseñar, a pesar de que no entiendo existan la una sin la otra, ahora bien, si una persona se cree el rey del mambo será más difícil que aprenda.

Todo es comprensible. Pero hombre, un poco mas de modestia nos vendría bien a todos, máxime a los que nos asomamos a las redes, a los que nos gusta la política y opinamos, a los que escriben y hablan en los medios… Porque de lo contrario estaremos contribuyendo cada uno de nosotros a difundir la incultura, la superficialidad, la inconsistencia… eso que luego criticamos que hacen los poderosos con el pueblo.

Enrique Suñer, autor de ‘Los intelectuales y la tragedia española’ (Burgos, 1937), primer presidente del Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas, señaló como principales causantes de la guerra no a los golpistas sino a las universidades, al Instituto Libre de la Enseñanza, a la Residencia de Estudiantes... ¡Y al Ateneo! Sé que invocar la memoria histórica intranquiliza algunas neuronas oxidadas, pero es imprescindible para acabar con la enfermedad del desdén cultural. Y con la peligrosa tradición del uppercat. El desdén. Manuel Rivas.

PD. Si pensaban que lo anterior solo tiene reflejo en grupitos y que nuestra actitud no influye globalmente, remiren tal cual la campaña de elecciones andaluzas. Que pesadez, que muermo, que repetición del pasado en las formas y en el fondo, que falta de propuestas, de presentar salidas posibles, que poca imaginación para desarrollar una campaña nueva para un tiempo distinto… ¿Dónde estaban los nuevos proyectos? ¿Recuerdan ustedes haber escuchado algún plan de empleo?, ¿han oído proyectos de futuro sin necesidad de recurrir a mencionar lo malos que son los otros contendientes? Acaso creían que los problemas que padecemos en España no tienen que ver con estas cuestiones tan extendidas de desprecio por la cultura, la racionalidad, el estudio, la falta de argumentos.

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