sábado, 14 de marzo de 2015

Algunas opiniones del pasado son una rémora

El pasado de los líderes de Podemos es un filón para otros sectores, pretenden arrinconarlos en la extrema izquierda y en ocasiones lo consiguen. En un partido recién nacido, el pasado de sus líderes se generaliza y sustituye el pasado colectivo y está siendo una rémora para asentarse en el centro, están tardando mucho en desligarse de él, no es fácil, perdiendo muchas energías y enredándose en la madeja en vez de cortar, cambiar y avanzar. Ese pasado les ayudó inicialmente a sumar gente de extrema izquierda y abstencionistas, pero ahora se ven en la imperiosa necesidad de sumar centro -Pablo se declara patriota; grande el Papa Francisco; ni izquierda ni derecha; el pueblo contra unos pocos, abajo contra los de arriba,  los Botín no son casta…-  

El problema surge porque ante su profusión empieza a resultar difícil distinguir hasta donde serían expresiones tácticas para atemperar episodios del pasado y sumar centro derecha, o realmente se trataría de su poso ideológico, en este sentido muy confuso. Las intervenciones se suceden, como la referida a la invasión francesa de 1808 salvada por el pueblo español, tan cercana a las opiniones españolistas que rechazaban a los ilustrados, defensores de la constitución de 1812, afrancesados en gran medida y contrarios las milicias católicas del pueblo dirigidas por curas y fernandinos. Comprendo que el tema es complejo, por ello poco indicado para lanzar proclamas tan patrióticas en Sol.

Discutir de todo y no quedarse en contraponer extremos, campo de batalla hacia dónde conduce la derechona  y sus voceros desde medios de prensa, radio y televisión, como hacen desde los gobiernos Aznar, asfixiando todo debate y bloqueando toda posibilidad de encontrar caminos, lo cual conduce a no poder debatir los problemas de crecimiento, modelo productivo, planes de empleo, competitividad, aumento desigualdades, adaptación a la globalización, regeneración democrática... Pero es que la nueva organización tampoco debate seriamente esas cuestiones, lo cual se facilita con documentos ampliamente difundidos, ello taparía inmediatamente los brotes del pasado y abrirían la puerta a objetivos y modelos, así Dinamarca o Venezuela se aclararían bastante, modelos tan diversos que hoy conviven dentro de la diversa gente que conforma Podemos. Los argumentos tienen que contener opciones y posibles alternativas en función de apoyos en relación a costes posibles, costos de aplicación y de no aplicación, resultados previsibles a corto, senda de largo plazo, visión de futuro en la que se enmarcan esas decisiones de corto plazo, dificultades previstas...


Las dificultades de entender narraciones en distinta onda de la que tradicionalmente tengan los grupos, son muy grandes, miren ejemplos extremos para entender la protección del cerebro a nuestras creencias: las personas religiosas se cierran ante la pederastia de curas y obispos, los franquistas y su cerrazón ante la ignominia de las fosas por los caminos de España, los comunistas no quieren saber de los gulags, etc. etc. Pocos aceptan leer o escuchar argumentos si ello incomoda sus convicciones, el problema es que vivimos momentos en los que se necesitan grandes transformaciones que no se contienen solo en el debate derecha-izquierda, el hartazgo es tremendo y las costuras que hasta ahora han contenido pueden reventar. ¿Por qué las opiniones del pasado de unos individuos tienen tanto peso en los juicios sobre una organización recién nacida?, porque existe un fuerte hiperliderazgo que provoca que todo el mensaje se polarice en sus élites.

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