lunes, 10 de noviembre de 2014

Pasó el 9-N. El camino a la secesión continúa

En un ambiente festivo, sin incidentes notables, y sin grandes impedimentos por parte del Estado, según datos de los organizadores de la consulta, un millón setecientos mil catalanes votaron a favor de la independencia. Un millón ochocientos mil, según otras fuentes.
Algunas primeras impresiones del día después.

    1)   Cataluña tiene un censo electoral de unos cinco millones y medio de personas, considerando los mayores de 16 años que han sido integrados en esta consulta, de los cuales algo menos de un tercio ha votado independencia.
   
    2)   La votación ha transcurrido sin represión manifiesta del Estado, se podría decir que ha existido una gran tolerancia –quizás pactada- para que fuera celebrada sin incidentes que hubieran podido provocar otra escalada en el conflicto. Contrasta demasiado lo festivo y las facilidades, con las marchas de las mareas ciudadanas que hemos visto por Madrid rodeadas de policías intimidatorios, o las celebradas en Barcelona por movimientos de indignados apaleados por la policía, - antes de que todo movimiento quedara subsumido en el proceso independentista-, o las movilizaciones antidesahucios siempre hostigadas policialmente, etc.

   3)   Un pequeño incidente protagonizado por fachas, claramente anecdótico no ayuda a los defensores de la continuidad unionista. Quizás haya que ir sacando a la luz la represión contraria que empieza a extenderse, sería ridículo ocultar o no querer verlas represiones de independentistas a unionistas, ataques a locales de partidos, socialistas y Ciudadanos, escraches por pensar distinto, marginación profesional y social de los no independentistas, señalamiento que empieza a existir por listas y encuestas…

   4)   La oposición del Estado se ha movido en el terreno legal, dejando puertas abiertas a los otros poderes catalanes maniobrar y seguir adelante con la consulta, entendida como acto sin consecuencias jurídicas, pero permitiendo que tuviera consecuencias políticas. La movilización del entramado independentista ha continuado funcionando con total normalidad, y en ese entorno ha encontrado una salida digna el presidente Mas y CiU.

    5)   La consecuencia política más clara ha sido visualizar que una gran cantidad de catalanes, en torno a un tercio, han votado a favor de la independencia, mostrando el proceso secesionista que una gran parte de ellos, ya se consideran fuera de España, imposible de reconducir su camino.

   6)   Otra consecuencia del proceso es visualizar que la sociedad catalana está partida; no es verdad que una gran mayoría quiera la independencia y solo una minoría la rechace. Contraponer las cifras de movilizaciones masivas en las Diadas, o consulta, a las movilizaciones visualizadas contrarias al proceso no determinan las proporciones de cada campo. La consulta, que era uno de los grandes objetivos por los que se ha trabajo a pleno rendimiento, ha movilizado menos síes de los esperados, un tercio de la población. Lo cual es mucho, pero no amplia mayoría.

   7)   Causa enorme asombro el silencio del Estado español, fundamentalmente Gobierno Rajoy e instituciones, no hayan realizado una campaña de pedagogía política favorable a la continuidad de la relación Cataluña-España, y se hayan limitado desde hace dos años a referirse casi exclusivamente al impedimento legal de la secesión dejando un vacío emocional y argumental que fue rellenado por el movimiento soberanista.

   8)   Desde el año 2012 la cifra de personas que apoyan la independencia de Cataluña se ha doblado, en un entorno español inmerso en las crisis económica, política, ética… en el que apenas se escuchaban o leían manifestaciones que discutieran los argumentos esgrimidos por el movimiento independentista en gran parte soportados en mentiras, en razones neoliberales, muchos de ellos xenófobos, y arropados por la creencia mágica de que la independencia resolvería todos los problemas, de todos los catalanes.

   9)   Mucho menos visible ha sido escuchar o leer argumentos que intentaran seducir a los catalanes y españoles para convencerlos de convivir como mejor solución de futuro y ello al margen de encajes legales, fueran federales o confederales. Realmente el problema de fondo, es la construcción del deseo, de una querencia de común de convivencia que fuera aceptado por amplias mayorías de ciudadanos que en muchas ocasiones se sienten excluidos socialmente.


La vida sigue y el proceso continúa, y sin duda en algún momento del mismo tendrá que haber una consulta, referéndum, legal. Las salidas hoy son difíciles de visualizar, entre otras razones porque se ha esperado demasiado tiempo y las posiciones se han consolidado en estos dos años entre cientos de miles de personas, lo cual provoca rupturas por todas partes. La cocina mental de cada individuo ha tomado postura durante el proceso y cuando esto ocurre, casi todo lo que un individuo lee, ve, entiende, escucha… se moverá solo en el entorno de su decisión y tomará y aceptará solamente aquello que sirva para defenderla y reafirmarla, tenderá a rechazar todo aquello que esté en otra dirección y le suponga cuestionar su postura. Modificar una decisión política-ideológica requiere un enorme esfuerzo prácticamente imposible de realizar a corto plazo.

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