martes, 28 de octubre de 2014

Enorme corrupción. Muchos corruptos. Muy pocos corruptores. 1

Todo se inunda de corruptos en los medios de comunicación, que nunca muestran a los corruptores. La verdad hay momentos en que uno grita ‘paren el mundo que me bajo’, pero ante la insistencia de la prensa en mostrarme casos, personajes y personajillos del mundo político, mi educación intelectual me obliga a plantearme preguntas más allá de la evidencia, porque dudo mucho de que la esencia coincida con la apariencia.

Se están descubriendo muchos casos, centrados en el mundo de los políticos pero llama la atención que sin salpicar otros mundos económicos y empresariales. Cuando sale un político al que han untado, nunca aparece a su lado la mano que se benefició del soborno, los dueños de los terrenos recalificados, o la empresa que construyó los hospitales, o aquellos otros que ganaron la concesión de basuras, o a los que se concedió aquella subvención, etc. etc.

Las dudas me asaltan ante la insistencia de tantos periodistas y medios de comunicación en mostrarme la carnaza, lo corruptos que son los políticos, es como si un mago/ilusionista estuviera actuando en el escenario y dirigiera mi mirada a una dirección, mientras con la otra mano hace los trucos de magia que no quiere que nadie vea. Que existe corrupción entre los políticos parece evidente, que requieren un castigo que debe incluir echarlos no lo duden, aunque no olviden que las tres cuartas partes de alcaldes imputados volvieron a ser reelegidos electoralmente, la corrupción valenciana se apoyó en mayorías absolutas una y otra vez, los ERE andaluces se asentaron en tramas instaladas a lo largo del tiempo alrededor del poder político…

Pero, vean un ejemplo, mientras las famosas tarjetas opacas de Caja Madrid, unos 15.5 millones de euros, son agitadas por todo el mundo, al mismo tiempo se producían las noticias relegadas a tercer plano, sobre los costes de la paralización de actividades del almacén de gas Castor frente a la costa levantina, nos va a costar a los españolitos entre 1.500 y 2.000 millones de euros, porque el empresario de la corporación adjudicataria, Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, metió en el contrato/concesión una clausula/aval para que el Estado asumiera los costes si el negocio no funcionaba. Por descontado los beneficios de existir, irían a los bolsillos privados.

En la misma corporación Bankia-Caja Madrid, podemos comparar los 15.5 millones gastados con las tarjetas en masajes, lencería, alcohol, ropa, hoteles, restaurantes… con los cientos de millones concedidos en préstamos ruinosos a inmobiliarias para suelos o promociones ‘dudosas’, o los créditos concedidos en condiciones ventajosas a empresarios de renombre, o los negocios desarrollados pagando el doble o triple del valor de mercado por compras de arte, o de bancos… No podemos compararlo, porque seguimos sin saber la lista de beneficiarios de las operaciones de crédito ruinoso, que quizás hasta eran legales. No se debe minimizar a los sinvergüenzas de las tarjetas, muestran el lodazal que rodea muchas cloacas del poder, pero no olviden que esas tarjetas tenían como misión pagar su silencio, se los untaba por callar. ¿Por callar qué?

Supongo que la profusión de casos de corrupción política que surgen cada día, que aumentarán de cara a las elecciones, en parte se explican por: la crisis económica que ha generado el clima de hartazgo en la ciudadanía, antes ante el conocimiento de situaciones parecidas las apoyaba en ocasiones con mayorías absolutas; por la propia crisis que ha reducido las oportunidades de trapicheos de algunas tramas, lo cual produce peleas entre corruptos que tiran de la manta; por la propia existencia de la UDEF, la unidad especial de investigación que lleva unos cuantos años trabajando y afloran resultados; por algunos corruptos pillados, novias, amantes, socios,… los cuales tiran de la manta facilitando pistas a cambio de pactos de minoración de penas o por despecho; por la propia lucha política entre partidos, ahora en situación crítica, por lo que sacan algunos dosieres que fueron acumulando durante años;…

No descarten que medios de comunicación y periodistas, fueran azuzados por particulares poderes económicos para que agitaran la corrupción política y así poder tapar la enorme, la gigantesca corrupción económica, tan cerca de la crisis, tanto por su contribución a generarla como por utilizarla en su provecho. Así que, todos a la cárcel, pero no dejen de buscar corruptores y mirar cuanto nos roban los grandes negocios.

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