jueves, 30 de octubre de 2014

Enorme corrupción. Pero contextualicemos para no suicidarnos. 2

Más que nada, para contextualizar, para ‘templar gaitas’, para no suicidarnos políticamente pensando que todo es una mierda y no tiene arreglo, salvo rezar y encomendarnos a algún santo. Y sin ánimo de rebajar las dosis de indignación.
La corrupción aumenta? O sube la percepción de la misma? Son dos cuestiones diferentes. Los estudios de referencia internacionales sobre el tema, que publiqué días pasados, por ejemplo de Trasparency Internacional y el trabajo de Manuel Villoria y Fernando Jimenez, reflejan que aumenta la percepción en estos años de crisis, la gente es más consciente de que existe corrupción, la ve ahora más que antes, lo cual es normal, en crecimiento todo es Jauja, la fiesta tapa nuestras miserias, el caso de la Comunidad Valenciana, o Cataluña, son referentes de apoyos masivos a los corruptos, porque son  nuestros ladrones.

En cualquier caso, en las comparaciones internacionales de corrupción España sale mal comparada con unos pocos países democráticos occidentales, pero bien en relación al conjunto del planeta, y en situación relativamente mala en comparativa europea, según los cuadros que publiqué hace días, procedentes de la Comisión Europea y de World Values Research.

Mi impresión es que la corrupción que sale y se descubre ahora es la producida fundamentalmente en los años gloriosos del España va bien, cuando se incuba la burbuja inmobiliaria y de crédito, construcción pública y promociones inmobiliarias fueron un caldo de cultivo apropiado para las mafias, máxime con la descentralización urbanística existente en España que concede inmenso poder a garrulos y mafiosos de cualquier pueblo y Comunidad Autónoma; la corrupción actual tiene que ver también con la privatización total de las empresas públicas que genera una estructura gerencial empresarial de allegados a los amigos del Gobierno.

Por supuesto tiene que ver con el poco poder decisorio de los afiliados, simpatizantes y votantes, de partidos y sindicatos, grupos que dominados por clanes y cúspides que se eternizan en los cargos, no permiten remociones, debates e intervenciones decisorias distintas a las oficiales, bloquean posibilidades de cambios, impiden o dificultan la posibilidad de elección y decisión. Las cúspides de partidos controlan demasiadas instituciones a través del nombramiento de representantes. Nos acercamos velozmente a Italia en cuanto a estar interpenetrados los partidos por redes clientelares, porque una vez conocido el poder de los partidos, las mafias tenderán a controlar, comprarán de mil maneras a esas personas con capacidad de decisión sobre presupuestos de miles de millones de euros.

Y todavía no han salido muchas otras corrupciones, por ejemplo, en el tema drogas en instituciones de seguridad, militares, o en Iglesias, ONG’s, etc. etc. tal como acostumbramos a ver en muchos países del mundo.

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