lunes, 29 de septiembre de 2014

Se acerca el intento de secesión

Me resulta insoportable considerar progresistas, el odio, la xenofobia y la fragmentación social que provoca el nacionalismo, fragmentación que luego une en un todo revuelto en torno a la identidad nacional. ¿Alguien progresista se imagina que los multimillonarios jugadores del Barça compartan intereses con los parados y precarizados? Me resultan imposibles de aceptar los argumentos que utilizan los independentistas para movilizar y conseguir sus fines, ‘España nos roba; Catalunya es una colonia española; el déficit fiscal de 16.000 millones año; la lengua catalana está reprimida, etc.etc.’.

Por muchas manifestaciones de 900.000 personas que se produzcan, la racionalidad debería primar en muchos sectores e individuos, pero sobre todo en los partidos políticos. Sin duda son muchísima gente, 600 o 700 mil, tanto da, bajo las banderas y consignas de independencia, y uno se pregunta por qué tantos analistas/críticos/militantes izquierdistas ahora olvidan los matices que antaño eran señalados en casos similares: grandiosas movilizaciones montadas por el aparato de estado y sus aledaños, organizadas por el poder nacional, político ideológico y económico, catalán y en apoyo de sus objetivos; como si de batallas se tratara, contaron con apoyo logístico de autobuses, trenes, prensa, radios y televisión, policías, funcionarios… en nada son comparables a las movilizaciones obreras o sociales que se realizan contra los poderes, con la poli incordiando, sin medios de publicidad ni propaganda, sin cobertura de transportes, con impedimentos de todo tipo, multas…

La secesión es un problema que genera incertidumbre a mucha gente, de las izquierdas también, no solo respecto al futuro, genera dudas sobre cómo abordarlo y posicionarse en el presente, ¿cómo interpretarlo? ¿Es progresista apoyar la secesión, es de izquierdas? Muchas posturas mezcladas pueden encontrarse, tantas como izquierdas existen que son casi tantas como izquierdistas; desde luego abordarlo hoy resulta complicado al encontrarse con movilizaciones masivas ampliamente transversales, resulta bastante más difícil si durante años no se dijo nada en torno al nacionalismo. Si durante años no se abordó como gran problema la cuestión del patriotismo democrático, -ni la derecha ni la izquierda hicieron esfuerzos por conseguir de forma inclusiva símbolos e historia de España amplísimamente comunes-, como pretender hoy que se defiendan valores de igualdad, solidaridad, justicia, libertad, democracia, con mayor ilusión que un revuelto mágico de consignas.

La cuestión principal a debatir hoy no debería ser votar un referéndum, sino todas las preguntas previas que no se respondieron ¿para cuándo un urgente y ambicioso plan de empleo?  ¿Justicia acelerada para los corruptos, cárcel y devolución? ¿Y las listas desbloqueadas? ¿Las balanzas fiscales en un estado federal como el español deben ser solidarias? ¿Saben ustedes que España es un estado federal desde hace muchos años, a enorme distancia del que ha ofrecido Cameron en el Reino Unido tras el referéndum de Escocia? Muchos defienden el derecho a decidir como la verdad suprema de la democracia, llama la atención que se sitúen en este terreno y no en los citados antes, en todo caso si hablamos de democracia, tendremos que aceptar, según su versión, que en el Planeta Tierra no hay demócratas, salvo en el Reino Unido y en Canadá, ya que en ninguna otra parte existe ese derecho a decidir una secesión.

¿Por qué no hay manifestaciones para exigir una urgentísima reforma fiscal con el objetivo de lograr recaudar mayores impuestos de ricos y corporaciones? Justo en dirección opuesta a la que pretenden fabricar los nacionalistas, basada en el principio de los impuestos para quien los paga. Este principio se puede ver formulado de diferentes maneras en sus declaraciones y textos teóricos sobre la secesión; por supuesto lo consideran refrendado por las masivas movilizaciones en las que el objetivo independentista se comió todo lo demás.

Resulta que el derecho de secesión no existe en ninguna de las constituciones que se conocen, salvo en la antigua constitución de la URSS, que como todos saben no permitía ejercitarlo de ninguna de las maneras,  -así cuando se rompe, se producen en cascada la independencia de múltiples repúblicas.- El derecho a la autodeterminación está aceptado internacionalmente, en cuanto a su utilización para colonias; ¿acaso los defensores del derecho a decidir defienden el argumento soberanista de que Cataluña es colonia y España metrópoli?, pues así parece ya que esta es una de las líneas argumentales de la separación, lo cual nos enfrenta en conflicto con los izquierdistas que lo apoyan y justifican. ¿Cataluña una colonia de España? una de las regiones más ricas del mundo y con mayor nivel de derechos políticos y económicos, gobernada en todos los rincones de los distintos poderes solo por élites catalanas, quieren asemejarse social e históricamente a los negros de EEUU. Esto es el mundo al revés.

Posicionarse a favor del derecho a decidir es muy sencillo, solo hay que dejarse llevar por la corriente, supone poco desgaste porque el mundo democrático al completo lo defiende. De hecho la ciudadanía cataloespañola decide en múltiples formatos y votaciones desde hace muchos años. Pero la cuestión deja de ser tan simple cuando se manipula y convierte en campaña por la independencia. Reclamar el derecho a decidir, en este caso concreto, significa reclamar el derecho de secesión, todavía hay ingenuos que creen que estén pidiendo una consulta no vinculante para saber cuánta gente quiere la independencia. Por favor, seamos serios, un estado nuevo se puso en marcha hace años, se está montando en paralelo a la Generalitat y en parte subsumido en ella, se está actuando políticamente en la dirección de proclamar la independencia y la consigna sobre queremos votar, pedimos un referéndum o queremos derecho a decidir son solamente elementos tácticos de agitación para la declaración de independencia, que posiblemente se proclame unilateralmente. -Lo que ocurra después es una incógnita-

Si solamente quisieran conocer cuanta gente opina a favor o en contra, hay múltiples formas de saberlo, encuestas, votaciones, etc. sin necesidad de montar un estado paralelo. Hay mucha gente preparada y con experiencia política que pretende conducir el debate sobre un derecho al voto democrático que se niega a la población, olvidando todo lo demás ¿Por qué lo hacen? porque están a favor de la corriente movilizadora de la independencia, porque es una batalla más para enfrentarse al PP, e históricamente a la derecha española, porque evitan quedarse desplazados de las movilizaciones, porque pretenden entrar en el movimiento para así poder pescar e influir en el futuro, por evitar sentir el rechazo de colegas, no quieren sentirse señalados por amigos y vecinos que les dirán que no están donde están las masas, etc. etc. Al margen de los por qué, el hecho es que consiguen fortalecer las posturas nacionalistas, sus objetivos y argumentos, lo cual incluye posicionarse a favor del España nos roba o españoles vagos –¡extremeños, castellanos, gallegos y andaluces robando a los catalanes!- es cerrar los ojos ante la otra mitad de cataloespañoles que no están en las calles, pero existen.

Lo que está sobre la mesa con el soberanismo, es el derecho a la secesión. La disputa sobre si el nacionalismo y la defensa del independentismo es progresista o no. Lo que debería estar sobre la mesa es si con la secesión se mejoran las condiciones de vida y trabajo, si crea empleos, y se aumentan las libertades civiles, si el mercado de trabajo variará y serán los trabajadores quienes ganarán capacidad de decidir, etc. etc. lo que debería estar sobre la mesa, es si la secesión supondrá mayores impuestos para los ricos, mayor lucha contra el fraude fiscal y contra la evasión. Unos izquierdistas apoyan una opción y otros la contraria, ambos cargan las tintas en unos aspectos olvidando un poco los otros que consideran secundarios ante lo que sitúan en primer plano.

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