miércoles, 10 de septiembre de 2014

La crisis soberanista, tras una vuelta por la historia

1.- La base de identidad nacional existe, -para todos- no se trata de una fantasía, al margen de la invención de muchas de sus particularidades y tradiciones. Los estudios históricos ofrecen explicaciones para nuestras diferentes identidades peninsulares, lo cual ayuda a entender la complejidad de nuestra historia común con interpretaciones que pueden ser diversas, pero de ningún modo niegan una historia compartida. Hay quienes se apoyan en ello para defender la tesis de la supuesta particularidad española en cuanto estado fallido,  ya que a partir de ello mantendremos una lucha constante entre centralismo y autonomismo, pero, esos conflictos no han sido muy diferentes en el resto de Europa, solo muestran un camino concreto de construcción del estado moderno, que con muchos avatares identitarios y de lucha de clases, nos han traído hasta el actual estado de las autonomías, una particular interpretación en el camino del federalismo.

2.- El pueblo catalán, como cualquier otro pueblo peninsular, nunca fue un grupo homogéneo y uniforme en sus intereses durante todas las etapas históricas. Las revueltas y luchas internas en Cataluña, han sido parecidas a las del resto de España, con objetivos similares, por el pan, el trabajo y libertad de los de abajo contra los de arriba. Los momentos gloriosos del pasado no llegaban suficientemente al pueblo llano, quien carente de alimentación, vestido, vivienda, atención sanitaria, cultural, educativa… muy poco le permitían decidir  sobre sus vidas y haciendas, no eran demasiado diferentes a las castellanas, como tampoco sus estructuras feudales o el nacimiento de las emergentes burguesías y poblaciones urbanas. 

3.- Quien viaje por España y Cataluña, podrá comprobar la similitud de culturas que trascienden de sus edificios, calles, iglesias, fábricas, gastronomía, cultivos, aperos, herramientas, organización social, mitología… incluso si el viaje se ampliara a Europa occidental, seguiríamos viendo, sueños y aspiraciones parecidas, como transmite la pintura, arquitectura, o escultura. El arte pone al descubierto historias, personajes y formas de expresión bastante parecidas, con técnicas que parecen realizadas por las mismas culturas, porque transitamos por lugares cuyos habitantes han compartido cientos de años de experiencias comunes. Lógicamente encontraremos particularidades locales, la cuestión diferencial dependerá mucho de donde se pone el acento.

4.- La rueda de la historia da muchas vueltas, sin parar, y lo que en momentos estaba arriba y era avanzado para su época, pasa a estar abajo años después y quedarse rezagado: el azar, torpezas de los gobernantes, desgaste político, económico y militar del imperio, guerras, quiebras, agotamiento de una sociedad, obtención de riquezas fáciles que minimiza el impulso de producir, problemas demográficos, poco crecimiento y emigración de los jóvenes preparados, expulsión de los judíos y moriscos que representaban grandes enlaces comerciales, intolerancia, ruptura del mestizaje, imposición religiosa, desprecio por la ciencia, la maquinaria y el trabajo, avances de otros imperios, la máquina de vapor en otras naciones… son aspectos que hacen girar la rueda.

6.- El nacionalismo ha logrado que la mayoría de los españoles consideren lo catalán, el pueblo catalán y a los catalanes todos como una realidad uniforme de criterios, intereses e identidad. Así se tiende a creer que los catalanes en su conjunto fueron oprimidos y explotados por los españoles, ocultando que algunos catalanes explotan a otros catalanes y españoles; difunden que la centralización del estado borbónico es la expresión de opresión española contra los catalanes, como si no hubieran existido catalanes pro borbónicos y españoles austriascistas; que la guerra civil fue de los españoles contra los catalanes, o que la enseñanza del español oprime a la difusión del catalán, etc. 

Durante mucho tiempo se ha silenciado y tapado la represión y mentira del nacionalismo, el problema es que para muchas personas será penoso aceptarlo una vez que tomaron postura. El pueblo catalán, como todos, no es homogéneo, es múltiple y diverso desde su nacimiento o configuración. En los sucesos de 1714 una parte de los catalanes apoyaba a los austriacistas y otra parte a los borbones, como prueban las alianzas cambiantes tanto durante la guerra como en la paz posterior, tales cambios de alianzas eran posibles solo si el porcentaje de apoyos a una u otra opción fueran similares. En múltiples contiendas antes y después, muchos catalanes figuran en bandos tan españoles como el resto –Regimientos de Dragones, Pons, y Campodrón, Picalqués, Batallón de voluntarios de Cataluña, 1ª Cía Franca de Voluntarios, Tercio de Requetés de Monserrat. Podemos mirar a la inversa, tercios castellanos defendiendo Barcelona en 1714, Regimiento de la Concepción-.

Durante la guerra franquista la mitad de los catalanes pelearon junto al fascismo y el nacionalcatolicismo contra la otra mitad republicana, anarquista, socialista, comunista… al igual que en la derrota y posterior postguerra la mitad de los catalanes, fueron franquistas, en cargos e ideología y prácticas represivas, siendo posteriormente ellos y/o hijos y nietos destacados independentistas. El idioma español está reprimido en la Cataluña actual, como lo están los castellanohablantes, alumnos, artistas, escritores, emigrantes o nacidos en Cataluña son silenciados, perseguidos y apartados de la Cataluña oficial, como lo son todas las ideas integradoras de ambos sentimientos catalanista y españolista, tan reprimido está que durante años hubo una conspiración de silencio que ocultó lo ocurrido. Evidentemente si solo se magnifican y desarrollan las posturas de una parte, a pesar de que fueran ciertas, si las otras quedaran silenciadas, se estaría manipulando la historia.

Así que, mejor tener cuidado con las generalizaciones, si se quieren separar, a nadie se le puede obligar a seguir juntos, etc. como justificación de lo opresivos que hemos sido los españoles. Pero al menos hasta hace muy poco tiempo y durante estos 35 años no se impidió a un pueblo votar, ni separarse, ya que no querían, las cifras que facilitaba la propia Generalitat indicaban que los independentistas eran una minoría. Los problemas actuales estallan con la crisis económica y política, dentro de la cual está el Estatut.

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