lunes, 29 de abril de 2013

Toda moneda tiene dos caras. La doble cara de internet


Continuación. Lo que muestra la caída de peso de las huelgas.

5.- El papel de internet y las redes sociales, es diverso y presenta dos caras. Por un lado, abre bastantes puertas al margen de los poderes tradicionales, -no solo gobiernos y poderes económicos, también los tradicionales de partidos y élites…- permite a los individuos aislados u organizados, una rápida conexión y gran comunicación de ideas, convocatorias e imágenes,  facilita el acceso a la mayor información que haya existido nunca, -hasta el punto de ocultar lo importante por aplastamiento de cantidad y diversidad y por tanto generar un problema nuevo en la selección y búsqueda de lo útil-.

Internet posibilita la incorporación de millones de personas a movilizarse, al margen de su encuadramiento en movimientos ya existentes, ONG’s, partidos y sindicatos tradicionales, permite la transversalidad en la movilización por cuestiones concretas sin necesidad de encuadramiento global previo, -militantes de partidos distintos, activistas con bases programáticas diferentes, se unen en los movimientos árabes, el 15-M, etc.- y al facilitar la inmediatez en la transmisión deliberativa y toma de decisiones, abre una real  posibilidad de mayor y mejor participación social entre representados y representantes, entre consumidores y empresas, entre individuos y grupos, entre diversos grupos, etc.

Pero internet y las redes sociales también impulsan otros aspectos de relación no tan positivos, que giran en torno a la entronización de la superficialidad como norma de conducta supuestamente válida para atacar a los poderes, llegando a entronizar en millones de mentes una supuesta facilidad para iniciar la revolución, fundamentada en la tecnología, en vez de en las luchas de los seres humanos quienes se valen de los medios a su alcance en cada momento. La tecnología será al fin y al cabo un medio, en manos de los movimientos sociales podrá ser una herramienta poderosa, siempre que existan los activistas políticos.

Una derivada de la complacencia social a que hacía mención anteriormente, aparece en la aceptación masiva que tienen las nuevas formas de protestas blandas, ‘suavecitas’, que tienden a ser percibidas como suficientes para calmar millones de conciencias y sustitutorias de otras formas de presión y manifestación utilizadas hasta hace poco. Las redes sociales tienden a engañar respecto al poder transformador de los poderes económicos y políticos al sustituir formas de presión que requieren esfuerzo y provocan enfrentamientos y riesgos, por las modernas formas blandas que difunden, en muchos casos cuasi juegos, y que todo el mundo acepta por su facilidad y poco riesgo, incluidas las grandes corporaciones causantes de gran parte de los problemas que se quieren resolver con apretar un botón, mandar un mensaje, apagar la luz, etc. etc.

En los casos conocidos, por ejemplo, la primavera árabe, tiende a magnificarse el papel de las nuevas tecnologías en cuanto a comunicación y convocatoria. Al poner tanta luz sobre este aspecto ciega el papel que representan las bases reales sobre las que se asentaron las revueltas, los movimientos físicos de miles de personas, cuya resistencia durante bastante tiempo, peleas, manifestaciones, luchas callejeras, reuniones y organizaciones de grupos antes de la primavera, que provocaron innumerables muertes, represión, torturas,… fueron  imprescindibles para que posteriormente con internet tomaran una nueva forma en Túnez.

Las luchas por concretas necesidades vitales y falta de derechos, contra injusticias, explotación y represión, de cualquier movimiento individual y colectivo habrán de salir a las calles, y supone siempre un enfrentamiento con los poderes y nunca una fiesta. En el mundo occidental gran parte de las protestas vinculadas a redes sociales contienen un marcado carácter festivo y facilón, difícil de ver en los países árabes y emergentes, en donde los muertos, torturas y las cárceles han rodeado sus protestas antes de ser difundidas por los medios a raíz de la primavera árabe con excesiva luz en lo nuevo oscureciendo los tradicionales riesgos de las luchas.

Puede encontrar más sobre el asunto en mi trabajo ‘’El poder y las redes sociales’’


La imagen inicial de la Plaza Tahrir procede de fotos.lainformacion.com 

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