Extractos del artículo
Perplejidad catalana. JAVIER CERCAS. EL PAÍS SEMANAL, 28.10.12
…/…
Yo entiendo que haya gente cabreada y
desesperada. Y también entiendo que el cabreo y la desesperación lleven a
pensar que ya no podemos estar peor de lo que estamos y que es preferible emprender
aventuras que seguir encerrados en este callejón sin futuro. A esto solo puedo
contestar con una certeza y una confesión. La
certeza es que por supuesto que podemos estar no peor sino muchísimo peor de lo
que estamos (de hecho, así hemos estado casi siempre). La confesión es que
a mí me encantan las aventuras, pero en
las novelas y las películas; en política no: en política soy un partidario
feroz del más espantoso aburrimiento, de un tedio letal, suizo o como mínimo
escandinavo (y del sistema político más aburrido posible, que es la
democracia). Así que, cuando oigo al presidente
Mas declarar que ir hacia la independencia supone adentrarnos en “terreno
desconocido”, se me ponen los pelos de punta. Para los escritores o los
científicos es una obligación pisar terreno desconocido, ir “au fond de
l’Inconnu pour trouver du nouveau”, como dice Baudelaire; pero para los políticos, eso debería estar
prohibido: si al internarse en lo desconocido el escritor se cae al abismo, no
pasa nada, porque solo se cae él; pero si se cae al abismo el político, nos
caemos todos detrás…
… Me asombró cruzarme con una
historiadora catalanista que me recordó que Pierre Vilar acuñó la palabra
“unanimismo” para referirse a esos momentos sociales en que el temor acalla
toda disidencia y crea una ilusoria sensación de unanimidad, y me confesó que
ella no se atrevía a decir en público que discrepaba del fervor
independentista. Me asombró que haya
zoquetes que sigan sin entender que hoy día la izquierda y el nacionalismo
–empezando en España por el nacionalismo español– son incompatibles, y zoquetes
más zoquetes aún que no entiendan que una cosa es el nacionalismo catalán, que
es de unos pocos, y otra cosa la lengua catalana, que es de todos, regalando
así un bien común a los nacionalistas. Me asombra el asombro que ha
provocado Lara al decir que Planeta se marcharía de una Cataluña independiente,
y que el secretario general de ERC diga que una Cataluña independiente sería
bilingüe, cuando el independentismo siempre ha sostenido que el bilingüismo
conduce a la extinción del catalán. Me asombra la genialidad de Artur Mas, que
de un día para otro ha conseguido que
Cataluña deje de culparle de todos sus males para culpar de todos sus males a
España. … y me asombra (y me horroriza) que el presidente catalán,
encargado de hacer las leyes y de velar por su cumplimiento, afirme que se
saltará la ley. …
Pero lo que más me asombra es que personas en apariencia
juiciosas sostengan que la separación de Cataluña se produciría de forma
cordial y sin traumas, y que casi todos parezcan creer que es imposible que la
situación degenere en violencia: Dios santo, ¿ni siquiera hemos aprendido que
en la historia no hay nada imposible, y que los grandes cambios casi siempre se
han producido a sangre y fuego? ¿Nos hemos vuelto otra vez tan insensatos y
pusilánimes como para no ser capaces de darle una salida civilizada a este
embrollo?
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