jueves, 27 de septiembre de 2012

Si puede empeorar, empeorará. La ‘envidiada’ claridad de tantos individuos

Amar la política en tiempos de crisis. 11
Es ‘maravillosa’ la claridad de visión sobre los problemas de que hacen gala tantos individuos, la simplicidad en los análisis y su maravillosa vista para ver con total nitidez las soluciones tan brillantes que ven. ¡Qué rabia que el resto de mortales no lo veamos igual! ya que entonces todo estaría resuelto. Yo que solo veo complejidad y contradicciones. Cuanta pena da, ver que las soluciones simples chocan con tantísimos intereses de tan diversos países, clases, grupos, lobbies, sectores productivos, gobiernos europeos y de otros lugares, poderes financieros, poderes industriales, comerciales, partidos y sindicatos de múltiples países, organizaciones internacionales…

Este verano puede ser la frontera que traspasemos para entrar en un mundo de mayores tinieblas, inimaginable ahora el 2013 y años siguientes, tanto en España, como sin descartar que amplíe sus desgracias a otros lugares de Europa. Lo vemos llegar avanzando semana tras semana, desde hace 4 años y seguimos anclados sin encontrar horizontes. No hemos sido capaces a escala país de ponernos de acuerdo en un plan de salvamento, que para ser tal deberá ser aceptado y consensuado, sin oportunistas vencedores políticos o económicos salvados por no quemarse en medidas que sin duda habría que haber tomado y que habrá que tomar. Porque el tiempo ha seguido avanzando sin lograr impedir los deterioros sin que hayamos mejorado en  cuestiones fundamentales, todo lo contrario, con la llegada del PP la velocidad de errores aumentó y la situación empeoró, como muestran los Presupuestos Generales del Estado, con una partida de intereses de la deuda que se ha comido todos los recortes efectuados. Tantos recortes, tanto sufrimiento, tanta depresión, para estar más abajo en el hoyo.

Este es el fracaso de un país al que se conduce a cambiar de época, con mayores responsabilidades de las élites, políticas, económicas, intelectuales, empresarios,… que no tuvieron valor ni fuerza suficiente como para influir en la sociedad, cada uno en su parcela, cada cual a los partidos políticos que tuviera cercanos, para haber evitado meternos en las burbujas inmobiliaria y de crédito. O para encontrar salidas adecuadas al drama que comenzó entonces. Saben ustedes que otra bajada de rating de la deuda española, -que es posible- la podría dejar fuera de los circuitos de compra de los mercados, tanto a la pública como a la privada, cerrar los mercados aún más, lo cual abocaría al rescate inmediato. Suponiendo que siguiera abierta la opción.

Una vez explotada la burbuja y desde el 2008 han fallado los políticos de última generación, los partidos con poder y los sin poder, que tampoco dijeron, han fallado las élites que no lograron influir en los partidos para que cambiaran sus políticas, que no se hicieron escuchar. Los partidos han sido impermeables, pero las élites han mostrado su poca fuerza y su ‘partidismo’.  Los intelectuales y fuerzas vivas de la acera izquierda no fueron capaces de influir en los socialistas, ni en el resto, IU, verdes, UPyD…

Los intelectuales cercanos a la derecha sucumbieron silenciosamente a la derechona española cuando gobernaba Zapatero, aceptando los dogmas que vinculaban la desconfianza y la prima de riesgos a su persona, y los males españoles al ‘derroche del gobierno socialista’ y no han conseguido hacerse oír por el actual gobierno que ha conducido España al fondo del hoyo. Antes creyeron que las posturas del PP eran solo una estrategia para ocupar el poder, pero nunca llegaron a pensar que el gobierno estuviera tan seco de planes e ideas contra la crisis, tan falto de capacidad, tal como puede leerse en sus publicaciones, o verse en las encuestas del desengaño del mundo empresarial y económico que ven como nos acercamos a una zona de extremo peligro.

Sectores de la derecha se incorporan a la negra mirada que sobre el futuro inmediato tienen millones de españoles y empiezan a temblar, porque las posibilidades reales de un tropiezo gigantesco de España son posibles, -no solo en lo económico sino en la crisis política que se ha abierto en el camino de la depresión-. 

Nadie sabe en qué forma se dará, pero aquella batalla del euro, empieza a encontrar hueco en estudios empresariales que buscan optimizar respuestas en caso de rompimiento, o de modificaciones sensibles de la realidad conocida, lo cual lleva a muchos proyectos empresariales a externalizarse en parte o totalmente. La cuestión nacional será otro frente de batalla con nueva dimensión y salidas imprevisibles, tanto en Cataluña como en Euskadi, que sin duda afectará a la convivencia en esos lugares y en el resto de España aumentando sus conflictos. La desafección por la política y políticos, la tremenda brecha creada entre representantes y representados está abriendo la puerta a cuestionar en conjunto el sistema democrático que puede quedar gravemente dañado. Las penalidades provocadas por la economía y que probablemente perdurarán están haciendo perder calidad de vida a chorros empobreciendo a centenares de miles de individuos y harán retroceder muchos años a grandes sectores de población, creando una sociedad ‘sudamericanizada’, polarizada en dos bloques, ricos y pobres. Todos los factores interactúan entre sí contribuyendo a generar una situación altamente explosiva que irá en aumento y que ningún gobierno será capaz de dominar. Solo un gran pacto, de fuerzas grandes y pequeñas, podría minorar los resultados desastrosos de esas tormentas huracanadas construyendo un proyecto de salida colectiva. Y no parece que el PP esté por la labor.

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