domingo, 30 de septiembre de 2012

La política es necesaria. Y los políticos

Amar la política en tiempos de crisis. 12
Si estos no valen, -y está claro que no- necesitamos otros, nunca el vacío. Necesitamos organizarnos en sociedad para defender nuestras posturas y convivir con otras personas que tienen distintas ideas e intereses, tenemos capacidad de elaborar normas para resolver problemas y mejorar la vida en común. 

Siempre necesitaremos individuos para resolver problemas de cómo organizar y relacionar la sociedad y ello tiene que contrapesar la fuerza que tienen otros poderes, económicos, religiosos, militares… La política es la única posibilidad de poder de los débiles, si no toma importancia en la sociedad, los otros poderes, camparán a sus anchas aplastando al pueblo.

Ningún grupo de intereses tiene poder absoluto, todo se dirime siempre en luchas diversas, tal como vectores de fuerzas que darán como resultante uno diferente de todos ellos, lo cual mantendrá cierto equilibrio durante una  época. En estos tiempos el equilibrio anterior que existía entre política-economía se rompió y está dominando la economía, fundamentalmente la financiera, - que tiene grandes contradicciones con la industrial y resto de ramas productivas-. Una desafección ciudadana por la política solo favorece a los poderes financieros, un exceso de atención sobre los políticos está dejando en la penumbra piezas claves de esta burbuja inmobiliaria y de crédito y del proceso de ayuda financiera europea, de ahí la importancia de valorar la política y ser crítico ante los cantos populistas.

Tenemos necesidad de organizar el Estado, el tipo de relaciones que nos demos entre los españoles, y con el resto del mundo, debemos determinar los sectores productivos importantes si tendrán o no peso la educación, la I+D+i, cuanta y cómo producir energía con qué medios, por donde y como llevar electricidad y el gas, y la telefonía y el cableado de las nuevas tecnologías y ordenar el medio rural y costero, los montes y las conexiones territoriales, qué transportes priorizar, qué sistemas de apoyo o solidaridad entre los individuos y territorios, como organizar la asistencia sanitaria, la educación, la dependencia, las jubilaciones, las prestaciones de cualquier tipo…

Hay que ordenar las ciudades; aquí un lugar para enterrar, allá una zona para industrias, alejada de aquel lugar para un hospital y aquel otro para un colegio, en este sitio una calle y allí un parque…habrá que determinar quién y cuándo se recogen las basuras y a donde se llevan, de donde enganchar agua y como llevarla a las casas, y tantas y tantas cuestiones, deberá decidirse cuánto cuestan y como se pagarán… La cuestión importante es participar en ello la ciudadanía, necesitamos debatir distintas opciones y elegir representantes, que no estén lejos ni en grandes alturas, sometidos a nuestras decisiones, necesitamos medios para influir en los elegidos, ponerlos y quitarlos, tenemos que imponer debates en todas las instancias desde abajo hasta el Parlamento, menos decretos leyes, menos gobernar por Decreto ley sin debates públicos, es necesario conocer diferentes opciones…

Lo anterior son cosas que siempre intentaron hacer los individuos en sociedad, -en el franquismo también, aunque las hacían personas no elegidas y por tanto sin control, en beneficio de los intereses de su grupo- que parece olvidar tanta gente, imaginando que esas cosas se pueden hacer por cualquiera de una manera aislada. Por cualquiera se deberían hacer, pero siempre elegido y cesado por alguien, así que mejor lo decida el pueblo. Aquellas personas que creen que podría vivirse sin políticos se equivocan, porque siempre habrá seres humanos que se dediquen a organizar la forma de vivir y resolver conflictos, elegidos por el pueblo o nombrados por los poderosos.

Modificar errores a cada momento, es importante poderlo conseguir, lo cual precisa cambiar algo fundamental en la mentalidad colectiva, como es, castigar al cargo público culpable de fraude o de violencia policial, etc. sin dilación, sin pretender esperar hacer una revolución ante cada fallo del sistema, porque no tenemos tanto tiempo, mientras se van de rositas. No deberíamos necesitar más que educación cívica y organizaciones de abogados insertas en los movimientos sociales, al estilo de aquellos despachos laboralistas de los 70, en este caso con mejores perspectivas dado que estarían empujadas por las nuevas redes de información y difusión.

El cambio de sociedad debe ser diario, e inmediato, sin esperar a futuros paraísos, -que si vienen nos pillen trabajando- y es la ciudadanía la que debe exigir actuar de forma inmediata contra los delitos ahora ‘silenciados’, los directivos que se arrogan el derecho a cobrar indemnizaciones millonarias por haber quebrado cajas no pueden esperar meses y años para recibir el castigo social, los corruptos que se vendieron por mucho o poco, deben ser retirados inmediatamente de los cargos de representación institucional, el policía que agredió salvajemente a una persona indefensa, tiene que ser retirado y pasar una comisión de investigación, inmediatamente y tantos etc. personales o grupales, estos comportamientos no deberían necesitar de grandes proclamas revolucionarias, solo de fuerza democrática. -Es indignante e injusto y muestra la deriva de las instituciones que se juzgue a los pocos días a personas que han cogido un paquete de comida de un súper y los grandes cacos citados anteriormente campen a sus anchas.-

Supongamos que no existieran los políticos, cada uno haría de su capa un sayo, dando como resultado que los más brutos o fuertes económicamente harían lo que les viniera en gana. No crean que ya lo hacen, ni de broma, lo intentan, y han conseguido avanzar en sus posiciones pero todavía hay muchísimo que podrían destrozar. La política es la única defensa posible de los débiles, susceptible de oponerse a otros poderes que intentan explotar a los seres humanos, sin ella volveríamos a la edad media, a la esclavitud. Aquí y ahora lo que pasaría con la desafección política es que algunos vectores de fuerzas quedarían suprimidos de actuar sobre la organización de la sociedad para el futuro y ésta se realizaría solo por los neoconservadores, dando como resultante una dirección que beneficiaría exclusivamente a minorías poderosas, perjudicando a mayorías de ciudadanos.

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