lunes, 20 de agosto de 2012

Tinto de verano, seguimos con la deuda. Y el rescate


Estamos gastando, a escala país, por encima de lo que tenemos; en cuanto se produjo el estallido de la burbuja inmobiliaria y de crédito –deuda privada- provocó el parón, recesión,  lo cual condujo al Estado a menores ingresos y mayores gastos, fue entonces cuando los déficits públicos se dispararon y entró en escena la deuda pública. En 2011 los déficits pasaron de los 100.000 millones de euros. Quiere decir que no tenemos dinero suficiente, que hay que pedirlo prestado al exterior, que no se fían de que podamos pagarlo y exigen tipos muy altos, bastante por encima de nuestra tasa de crecimiento, lo cual nos ahogará para muchísimo tiempo. Hoy los intereses que pagamos son superiores a los 37.000 millones de euros, superior al dinero destinado al subsidio de paro.

Otra cuestión es la gestión de la crisis y la lentitud política de todos los partidos en tomar posiciones. Desde que estalló la burbuja, Ayuntamientos y Comunidades siguieron gastando sin recibir de sus partidos, órdenes, o consejos, para frenar y estabilizar, salvar y recortar. Incluso en la primavera de 2011 durante la campaña electoral, casi todos los candidatos, hacían campaña ofertando mayores gastos, planes y sueños, para tapar vías de tren, construir accesos, edificios singulares… proyectos que denotaban a todas luces que los promotores y participantes en política no se habían enterado de qué crisis teníamos encima.

La situación era mala cuando estalló la burbuja inmobiliaria y de crédito, allá por el 2007/2008 y se fue agravando con gastos públicos que intentaban paliar los daños, y sobre todo por la tremenda disminución de ingresos fiscales. La conclusión es que hemos doblado la deuda pública española desde entonces, hasta llegar cerca del 80% del PIB. La conocida, porque contando la deuda sumergida, según cifras que circulan, rebasaría el 100% del PIB. Vamos camino del siguiente rescate general, que tendrá contrapartidas durísimas en las pensiones y otros gastos sociales y mercado de trabajo.
El gobierno da por sentado que no existe otra posibilidad. Porque no debate nada, que es la mejor forma de negar que existan ideas. Para empezar hay que construir un nuevo foro europeo que potencie otras políticas, con otro peso en la organización excesivamente sesgada a Merkel, y parece claro que tiene que ser en torno a Hollande. La degradación de la idea europea aumentará cada día si el pueblo no encuentra mayor democracia representativa en sus instituciones.

En España seguimos sin un plan, común y aceptado por todos como única forma de hacerlo posible, conocido, claro y concreto, definiendo en qué sectores cortar, que deberían estar concentrados para ser efectivos, en otros casos recortar en sectores poco productivos,  suntuarios y prebendas de amiguismo y familia, asesores y consejeros, coches públicos, viajes, edificios, televisiones,…

Y desde luego crecer, -lo urgente y lo principal- es vital poner en el lugar principal políticas de crecimiento, europeas y españolas, definir en qué sectores nunca deberíamos cortar, en cuales apoyarse para despegar, abandonando las políticas de recortes de gasto social,… de lo contrario no saldremos de ésta, cada vez estaremos más abajo, sin que mejoren las cifras de déficit/PIB. Pronto llegarán las pensiones, se verán las dificultades para utilizar los fondos de reserva de la SS.

Armonización fiscal, que para ser eficaz tiene que ser europea, y dejar de salvar a ricos y poderosos, y revisar e implementar impuestos, empresas, accionistas, operaciones financieras, derivados… que con sus riesgos hicieron tambalear el sistema, fortunas que deben asumir por sí solas pérdidas y errores.

El problema de España, no era tanto un problema de deuda pública cuanto de la deuda total y la posibilidad de transferir la privada al Estado. Es necesario resolver la negativa percepción del exterior sobre la necesidad de financiación externa y de nuestras limitadas posibilidades de crecimiento agravadas por las exigencias de políticas actuales. Eso constituye un problema real, hoy traducido como imposibilidad de financiación a costes razonables, con tasas de interés doble de otros países del entorno, y muy por encima de nuestras actuales y futuras tasas de crecimiento del PIB, lo cual nos abocará durante años a seguir presos de los mercados. Por tanto el problema de la deuda es una realidad soportada.



Otros países tienen mayores deudas, pero con menor peso externo, son deudas públicas o privadas cuyos acreedores son internos, o cuentan con mayor posibilidad de crecer, de monetizar la deuda, por tener bancos centrales que les defienden a muerte, sin  ninguna duda para los mercados, como podrían ser, Japón, EEUU, o UK.


No hay comentarios:

Publicar un comentario