jueves, 24 de mayo de 2012

La deuda es urgente. El empleo es lo importante. 1

En el último mes se ha vuelto a desencadenar un huracán sobre nuestras cabezas. El Gobierno PP, ha fracaso rotundamente en sus intentos de generar confianza en los mercados, -y entre los españoles- nos llenaron de bravatas durante 2009, 2010, 2011, en cuanto llegaran al poder, se restablecería la confianza, ellos sí sabían lo que había que hacer, etc. etc.
Resultados de 2012, en cinco meses de gobierno, la prima de riesgos está en máximos históricos, recortes por doquier cada viernes desdiciéndose de toda palabra o escrito anterior, el déficit aumentando a borbotones por sus queridas administraciones CCAA, la reforma laboral generando oleadas de nuevos parados, los bancos a punto de quebrar...

El gobierno reparte culpas con un ventilador, a todas partes, menos a ellos, la última batalla financiera con el escándalo de Bankia, ha pulverizado la confianza del Banco de España y otras instituciones del Estado, por ejemplo sus estadísticas. Con sus terrores y aspavientos últimos, ha dado un nuevo paso en el camino de la intervención pidiendo la presencia de inspectores y auditores del BCE, resto de Bancos Centrales, la EBA, el F.M.I. de la UE y lo que es mucho peor ha metido ‘las zorras en el gallinero’ al contratar a Wyman y a Goldman para que auditen. Ya saben, mantengo que la intervención es una cuestión de grados.

 La deuda pública ha vuelto a sufrir ataques que han llevado la prima de riesgo por encima de 500, estamos pagando por el bono a 10 años, intereses superiores al 6%, en la senda de la intervención fue tomada para otros países al convivir varias semanas con la prima por encima de 400. Recordemos que los primeros recortes de Zapatero en mayo de 2010 se efectuaron con la prima situada a la mitad de cómo está ahora.

Cuando nos referimos a la deuda pública, condensamos en ese concepto muchos problemas entrelazados, -como explico en el libro ‘La deuda es mucho más que deuda’- no solo pesa la deuda del Estado, la presente, también el déficit, cuya cuantía y velocidad influirán en el crecimiento de la deuda, que a su vez se ve influida por la enorme deuda privada y los gigantescos problemas financieros, que volcarán parte de sus deudas privadas sobre la deuda pública. Complica el problema la alta proporción sobre el total, de deuda externa y sobre todo la capacidad de pagarla. Ese es el quid de la cuestión, ser capaz de pagar, lo cual implica crecer, y dilatar el déficit, políticas que se verán fortalecidas por la victoria socialista y que esperamos de Hollande y aliados, puedan imponer a Merkel y los suyos.

Para crecer es obligado destinar recursos, que no tenemos, habría que realizar políticas expansivas en Europa y evitar gastar todos nuestros recursos en el pago de intereses de la deuda, que hoy suponen una cifra equivalente al subsidio de paro -30.000 millones €- . Para crecer, necesitaríamos vender fuera, no es suficiente la demanda interna constreñida por la crisis, para exportar a otros países es importante mejorar la competitividad industrial, al igual que es importante para reducir importaciones que ahora compramos en demasía respecto a lo que vendemos porque lo de fuera parece más competitivo que lo que fabricamos dentro–nuestra balanza comercial, y por cuenta corriente, es deficitaria- .

La mejora de la competitividad, en momentos de crisis se ha hecho devaluando la moneda, aumentaba la productividad a consecuencia de la bajada de salarios interna comparativa con los compradores extranjeros. Hoy dentro del euro no es posible hacerlo cuando y como queremos los países menos competitivos. Se trataría no solo de devaluar el euro respecto al dólar, sino de nivelar algo más la eurozona, aumentar precios y salarios en Alemania que aumentara su demanda interna y redujeran su competitividad relativa, que el BCE bajara otro poco los tipos de interés acercándolos a cero, generar crecimiento y apoyarse en inflación suficiente, la gran aliada histórica de los procesos de reducción de deuda –algo que ni de broma quieren oír los alemanes que tienen terror a la inflación-.

Que la eurozona comience a generar crecimiento y dilatar en varios años los objetivos de déficit, será condición imprescindible para evitar nuestro colapso, tanto el del sistema financiero como el del Estado, cada vez más unidos, cuyas repercusiones sufriremos el 99%. Tener algo de tiempo para frenar nuestra depresión que tal como está nos lleva a los 6 millones de parados este mismo año 2012, y sin tocar suelo. Romper la depresión, crecer algo, conseguiría desapalancar deuda y frenaría el imparable destrozo del paro, generando algunos ingresos al Estado para equilibrar las cuentas, ahora muy disminuidas en ingresos y aumentadas en gastos críticos –paro e intereses de deuda- .

Nos hemos convertido en el país europeo con menores ingresos fiscales, en proporción al PIB, sin duda consecuencia de la depresión, pero también de nuestro sistema fiscal que evidentemente necesita una reforma urgente, por estar claramente obsoleto y ser altamente beneficioso para ricos, grandes empresas, defraudadores…

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