miércoles, 11 de abril de 2012

Pues claro que puede ser intervenida

España, me refiero, la economía española y por tanto muchas parcelas de la política y de la ciudadanía. Estuvimos a punto en mayo de 2010, o después del verano 2011, cuando aprobaron la reforma constitucional para tranquilizar la bestia, posteriormente se calmó la situación por las compras de deuda del BCE y en los últimos meses por la enorme inyección de liquidez suministrada a la banca por el BCE, a la que acudieron los bancos españoles como descosidos campeones y que fue utilizada para comprar abundante deuda pública. Pero este efecto también se está agotando y los problemas empeoran drásticamente, según demasiados analistas.

Así que lo primero a determinar es que la intervención es posible, y repetir lo escrito desde hace tiempo, -la deuda es mucho más que deuda- porque los problemas que teníamos desde que comenzó la crisis se han agravado:


a) La deuda pública aumenta a gran velocidad como consecuencia del déficit, hasta doblar su peso en relación al PIB en 3 años. Muchas deudas sumergidas podrían aumentar el porcentaje ya del 70% sobre PIB hasta el 100%; en empresas públicas, CCAA y Municipios –el aviso de Madrid de no contabilizados 1.000 millones es sintomático- el trasvase de deuda privada a pública a través de avales bancarios, frob, en relación a reforma financiera, deudas de inmobiliarias, autopistas, déficit eléctrico…

b) El sector bancario se ve desde hace tiempo como ‘bancos zombies’ podridos por el sector inmobiliario, sin que avance su saneamiento. Y la deuda privada sigue siendo enorme, con muy poco desapalancamiento. La actual reforma financiera, tiene asignados por el gobierno 50.000 millones, cuando estudios y analistas –nacionales e internacionales- hablan de pérdidas posibles superiores a los 200.000 millones, y que previsiblemente pasarán a aumentar la deuda pública.

c) La economía sigue deteriorándose no ha tocado fondo, y con las políticas del PP sin esperanzas de crecer en varios años, lo cual implica dificultad de pago de deudas. Continúan desconfiando de la capacidad del gobierno, y del país. Los enormes recortes anunciados en los presupuestos, son cortos respecto a los objetivos marcados previamente, e impedirán el crecimiento, las expectativas de recaudación podrían venirse abajo, como sucedió en el trimestre del año pasado –y durante toda la crisis- con lo que aumentaría el déficit, que exigiría mayores préstamos para financiarlo, con mayores intereses, que aumentarían los recortes… A añadir que a los 2 días de presentar los presupuestos, nuevamente se anuncien otros recortes adicionales de 10.000 millones en sanidad y educación, indica improvisación gubernamental. Y presiones muy fuertes.

d) El dinero sale de España, los depósitos bancarios menguan, las multinacionales trasvasan casi diariamente los flujos sobrantes de liquidez, los fondos de inversión, los compradores externos de deuda se van reduciendo rápidamente, por su huida del euro en general y de la española en particular, aumentando considerablemente la deuda en poder de la banca española. Aderezado el conjunto con la desconfianza en que fuera posible aplicar fondos de rescate de la eurozona, por el considerable tamaño de España.

Los avisos, clarines del miedo. La prima de riesgo por encima de 400 puntos básicos y mantenida durante dos semanas, sería un claro aviso –pagar por el bono a 10 años más de un 6% de forma habitual no sería posible-. Otro indicador de riesgo como los CDS bancarios –seguros de impago, que indican, a mayor precio, mayor riesgo de impago- muestran que los bancos españoles, incluso los grandes acorazados, tienen los precios altos del conjunto de la banca, seguido de italianos. Los nervios extremos de Gobierno, PP, partidos, empresas, mandatarios europeos, mercados, analistas, prensa económica internacional...son otros clarines.

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