viernes, 9 de diciembre de 2011

Que nos pasó. La tormenta perfecta

En la antesala de enormes transformaciones europeas que empezarán a transformar España, dirigidas sin cortapisas por el PP, pasamos revista a la situación crítica de España: es preciso hacerlo porque: unos, los ganadores y sus voceros, acaban de descubrir que la crisis que padecemos (y lo que te rondaré morena), tiene componentes internacionales que pesan sobremanera en nuestras vidas. Ahora vemos que tertulianos y teles, prensa y radios afines, cambian de soniquete, ya no estamos así solo por el Presidente del Gobierno, sino por Europa y el mundo.

Otros, los perdedores, olvidaron de forma suicida durante años, anteriores y posteriores, que aquí teníamos una crisis específica, (la prueba, 5 millones de parados) al margen de la recurrente crisis financiera internacional. En la reciente campaña electoral insistían en la crisis internacional, olvidando la particular, (es curiosa la insistencia de las encuestas de opinión cediendo el protagonismo a lo interno o externo en función del voto azul o rojo). Y otros, porque insisten en explicarlo todo con dos frases sobre lo malo que es el capitalismo y la ofensiva neoliberal, mientras la realidad se va transformando sin que hagan nada para modificar su rumbo.

En España han confluido tres grandes tormentas que zarandean a los españoles, las tres condicionan nuestra vida, se entrelazan y dificultan las salidas no solo por la diversidad de intereses en conflicto, también porque las decisiones resultan contradictorias, combatir el déficit implica recesión, mayor paro, abre las puertas a mayor gasto y menores ingresos, lo cual lleva a crecimiento del déficit:

1) Ha estallado una crisis financiera internacional, surgida en las entrañas del sistema financiero más desarrollado, lo que algunos para reducir, llaman la crisis de las hipotecas subprime. Se produjo el sobrecalentamiento, o gran apalancamiento crediticio del sistema financiero occidental en EEUU, RU, y los países avanzados europeos.

La crisis deja tocado el sistema mundial, desapareciendo el crédito a empresas y particulares, lo que lleva al mundo a una recesión que para evitar convertir en depresión, los gobiernos mundiales realizan las mayores inyecciones de dinero público que jamás vio la historia, no solo para proteger y salvar entidades financieras, sino para hacer funcionar la economía e impedir una depresión.

2) La crisis del euro. Afecta específicamente a los 17 países de la eurozona e influye poderosamente en el resto de los 27 y puede arrastrar al resto del mundo comenzando por EEUU. Los aspectos particulares europeos son, la crisis de la deuda soberana y quiebras de algunos países y su estrecha relación con la banca europea que financia estos procesos, que ya estaba herida por la crisis global.

El tratamiento de la crisis en Europa implica ingentes ayudas públicas, en menor cuantía que EEUU, pero del mismo corte aparente, con un aspecto esencial diferenciador, el empecinamiento de los países del norte, que hoy dirigen la eurozona, en el urgente equilibrio fiscal, eliminación de los déficit públicos en 3 años, lo cual obliga a drásticos recortes y a suprimir estímulos de desarrollo que conducen a una paralización de la economía que agrava el problema del pago de la deuda y profundizan la crisis política acercando Europa al abismo.

Todo se hace más difícil por los problemas de diseño imperfecto del euro, sin Tesoro ni fiscalidad común, con un banco central especial que tiene solo el objetivo de control de inflación, y no el desarrollo económico, no es prestamista de último recurso, como el resto de bancos centrales que sustentan y apoyan cada moneda, así surgen problemas de gobernanza, de lentitud y complejidad en la toma de decisiones en el área euro (17), que afectan al resto de la UE (27), lo cual alarga los problemas y favorece la especulación a gran escala.

3) La gran olvidada por casi todos los agentes políticos y mediáticos, la crisis propiamente española, nuestra burbuja inmobiliaria y de crédito que nos llevó a tener una de las mayores deudas privadas del mundo, es por ello que se dice que vivimos por encima de nuestras posibilidades, ya que gastamos mucho más que lo que teníamos, tuvimos que recurrir a préstamos, la mayoría extranjeros, para vivir como lo hicimos durante años, empresas y particulares y sector financiero que tuvo que endeudarse en el exterior para prestar en el interior.

Dinero que con el inicio del euro 1999, manaba procedente de bancos europeos (alemanes y franceses) a bajos tipos de interés, en relación a los tradicionalmente pagados por los españoles. La prima de riesgo pone el coste de la financiación a niveles de país antes del euro, distinguiendo precios diferentes dentro de la eurozona, rompen el esquema de igualación teórica inicial, para economías tan diferentes.

Los cinco millones de parados, nuestro signo altamente diferenciador y particular, muestran que la crisis española escondía en sus entrañas grandes desequilibrios, en la balanza de pagos, déficits por cuenta corriente, y una gran pérdida de competitividad, provocado por un modelo productivo dirigido al crecimiento rápido, generador de poco valor añadido, (especulativo, corrupto, degradante del territorio, insostenible) que llevaron a enterrar en arena y ladrillos ingentes cantidades de dinero que no teníamos. Desequilibrios que tradicionalmente se resolvían devaluando la peseta, empobreciendo al país interiormente respecto al resto del mundo, con el euro no es posible, por lo que el empobrecimiento se realizará via salarios. O aumento de competitividad, mejorando el resto de factores que intervienen en el modelo productivo para que seamos capaces de vender mas barato mejores productos y servicios.

Cuando nuestra particular burbuja estalla en el 2007 el estado deja de ingresar grandes cantidades, al tiempo que los gastos por ayudas crecen velozmente, el paro sube rápidamente procedente de la construcción y después de las industrias auxiliares, cae el consumo y comienza nuestra recesión afectando a todos los sectores, a la que se enfrentará el Estado con aumento del gasto público.

La situación cambia radicalmente en menos de 3 años, desde un superávit cercano al 2% hasta un déficit mayor del 11%. Con un PIB, por redondear de un billón, supondrá más de cien mil millones de euros de diferencia entre ingresos y gastos anuales. Nos gastamos 110.000 millones que no tenemos, y que hay que pedir prestados al exterior, y aquella deuda pública que era de las mas bajas del mundo, empieza a crecer rápidamente causando alarma a nuestros prestamistas, máxime cuando se junta a la mayor tasa de paro del mundo occidental, 20% y a nuestras dificultades futuras de crecimiento, visibles en la caída de competitividad y en nuestra falta de recursos para estimular la economía.

El dinero que antes nos prestaron, podría haber servido para modernizar el país, si hubiera ido destinado a mayor I+D+i, a mejorar infraestructuras rentables, por ejemplo FFCC de mercancías, o metido en sectores industrial y agrícola podría haber mejorado la competitividad global de nuestra economía, lo cual hubiera permitido pasar por la crisis financiera internacional y la del euro en posición mas ventajosa.

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