viernes, 6 de mayo de 2011

Defensa de la España democrática

La batalla de la comunicación. El mensaje necesario

Llegan malos tiempos que pueden enviarnos bastante para atrás, la cantidad y profundidad de las tareas a acometer, de las reformas a realizar en España, es muy grande, marcarán el futuro de este país para 20 años y todo sigue bastante dormido. Las revueltas, algaradas o revoluciones, me parece que poco modificarán, sobre todo si no nos ponemos colectivamente de acuerdo en lo que queremos, en lo posible a conseguir hoy, a defender hoy. Las series de trabajos que he recopilado sobre las izquierdas tienen en su base de partida la situación bastante probable del triunfo abrumador del PP, de las derechas gobernadas y dirigidas por la derechona que no se enredarán en debates ideológicos, intentarán modificar un amplísimo expectro de la sociedad que conocemos hoy. Parece que tenemos poco tiempo para identificar lo que deseamos, lo necesario para sumar fuerzas suficientes si queremos influir sobre nuestra realidad.

Aunque todo parece estar claro para gran parte de la ciudadanía, para sectores de izquierdas, resulta muy confuso identificar quienes son amigos y posibles aliados, que ideas y prácticas políticas han conseguido avances sociales significativos en la inmensa mayoría de la población española y en qué momentos se han producido los mismos. Hasta el punto de que reniegan de los avances, incluso creen que hubiera sido posible igualarlos por haberse obtenido con los franquistas, los Aznar y cía, los neoliberales, si ellos hubieran gobernado desde entonces, queda condensado en las ideas de: ¡Va, son iguales!, la economía es la misma, los poderes son los de siempre’ y retahílas similares.

En estas gentes hay una extraña mezcla de defensa de lo que nos quitan cuando lo perdemos, pero no valorarlo cuando lo conseguimos, y además contraponerlo a unas utopías o ideales que no pueden demostrar que lo consiguieran en algún lugar alguna vez.

Siempre me sorprendió la defensa a ultranza de la II República por la progresía española, madura o joven, y el rechazo de la democracia española, cuando comparativamente hablando, ésta ha conseguido mayores cotas de libertad, por mayor tiempo, en mayor número de personas y sectores sociales, con mayores logros de educación, sanidad y atención a los menos favorecidos, ancianos, enfermos, menores, minorías, con mayores dosis de justicia, de solidaridad e igualdad, que los conseguidos en aquellos años o en otros momentos.

Soy un gran defensor de la II República, cuyas enseñanzas y experiencias han formado una gran parte de mi bagaje humano, las luchas de sus gentes por conseguir superar miseria y represión en aquellas condiciones infrahumanas de vida para grandes sectores de población. Creo que algunas ideas de entonces podrían considerarse de las más avanzadas de la época y que desde luego estaba en juego un nuevo modelo de vida y organización social. Pero aquella experiencia fue realizada entonces, durante pocos años y con resultados maravillosos para aquellos enormes atrasos, pero bastante alejados de los conseguidos hoy para la gran mayoría de la población.

En todo caso deberían servir para defender aquella experiencia y ésta, no para elegir una de ellas, ambas son mejores, aquellas luchas y alternativas a problemas influyeron en ésta actual, ¿por qué aquella aventura histórica es amada sin condiciones y ésta tiene tantos amantes poco convencidos y tantos detractores? Yo no me atrevería a aceptar que el poder político de entonces tuviera mayor autonomía que hoy respecto a los poderes, económico, religioso y militar, ni que fuera más progresista que el actual. Las derrotas masacraron a lo mejorcito de la clase obrera y campesina, de la intelectualidad, investigadores, docentes universitarios, maestros, emprendedores, etc. etc. gentes despiertas, los más capaces suelen ser los de mayor compromiso, muchos ilustrados, buenos profesionales con sentido común y ansias de solidaridad y de mejora, sin duda ello colabora en la leyenda, el amor a esas gentes y la defensa de la II República.

La épica, los sueños revolucionarios, la forma de lograr sus avances, lo ético y estético de aquellas experiencias, han formado una película maravillosa, pero de vez en cuando para hacer honor a aquellos apasionados individuos hay que meter también la racionalidad para no tapar y negar las derrotas que no solo fueron la guerra civil y posterior franquismo, hay que hablar de enormes represiones dirigidas por el gobierno republicano contra las fuerzas obreras y campesinas, en Casas Viejas 1933, en Asturias 1934 , en montones de latifundios y pueblos, que llenaron de muertos calles y campos y de presos políticos las cárceles republicanas, con anarquistas y socialistas (había 30.000 mil presos en febrero del 36).

Normalmente en el imaginario colectivo de muchos izquierdistas se olvidan estas cuestiones, incluso olvidan quienes fueron los gobiernos republicanos. De 1931 al 33 el gobierno burgués, ilustrado, democrático, pretendió la reforma agraria, el objetivo era asentar a 70.00 campesinos anualmente. En 2 años solo se dio tierra a 12.260. Pero además del 34 al 36 gobernó la oligarquía financiera y terrateniente, deshaciendo reformas, agraria, militar, educativa, hasta la victoria electoral del frente popular en febrero.

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