jueves, 7 de abril de 2011

La realidad no es blanca o negra

O blanca y roja, o blanca y verde, o blanca y azul. El mundo está lleno de grises. Y colores, la realidad es multicolor, incluida la política. Nuestro reto intelectual es descubrirlos, ser capaces de advertir las diferencias, igual que somos capaces de imaginar la igualdad de todos aquellos que no son como nosotros.

Si no somos capaces de apreciar diferencias en las cosas de la naturaleza y en las actitudes de los individuos, mejor sería dedicarnos a otra cosa diferente a la sociología y la política. Si solo sabemos igualar estrategias y actividades políticas, mejor dedicarse a fundamentalista con púlpito. Yo de entrada rechazo a todo aquel que me viene con el cliché de que todos son iguales.

Para los que pensaban que los socialistas hacen lo mismo que los populares, las elecciones generales y posterior gobierno del PP les mostrarán las diferencias. Si quieren verlas antes, repasen acontecimientos pasados, o busquen en los libros, encontrarán algunas, que también podrán distinguir en las experiencias locales de gobierno de ciudades y Comunidades, o países, podrán apreciar distintos estilos y preferencias.

Por favor dejemos de etiquetar todas las cosas como que ‘son lo mismo’, no es igual intervenir con una resolución a favor de la ONU, que invadir sin resolución alguna. La República española sabía de qué hablaba cuando estaba en contra de la ‘no intervención’ que favoreció al fascismo y contribuyó a la masacre de españoles. Pretender igualar actitudes diferentes solo conduce a que se favorezca lo retrógrado, porque, si al final todo se verá igual, entonces para qué buscar legalidades o respetar las formas, o esforzarse en que el objetivo sea distinto, si luego muchos voceros no distinguirán rojo, de azul o verde, por qué esforzarse.

Ni todo es lo mismo, ni todos somos distintos. Los seres vivos tenemos muchas cosas en común, como no podía ser de otra manera en el planeta Tierra, al igual que las tendrán todos los individuos, rojos, azules o verdes, para empezar nosotros compartimos experiencias europeas y españolas; culturales, históricas, geográficas, económicas, etc. y muchas de ellas de país desarrollado, entre los 15 primeros mundiales.

Creer que se resolverá la crisis económica cambiando a un individuo, creer que aumentará el trabajo, o la seguridad o desaparecerán la droga y la suciedad o la explotación y el machismo, por cambiar un alcalde, o un gobierno, es estar mal de la cabeza. Los problemas sociales requieren soluciones colectivas.

A todos aquellos que son capaces de triturar a los que gobiernan una ciudad o Comunidad, porque los responsables hacen cosas diferentes a las que ellos harían con sus amiguetes, les deseo que alguna vez asuman responsabilidades de gobierno, al nivel que fuere, en barrio, organización o empresa, y se enfrenten a la realidad de tener que tomar decisiones frente a otros seres humanos. Desde fuera del poder es sencillo decir que no a todo y descalificar a los que no son como nosotros, así justificamos nuestras conciencias, engañándonos siempre con la idea de que somos mejores y mayoría.

Formar parte del grupo de los que están en contra, es muy sencillo y equívoco. Muchos se engañan sumando los contrarios en el mismo paquete, enfermedad juvenil, y lo siento porque tiene la desgracia de unir compañeros de viaje impensables. Al poco tiempo las cosas pueden cambiar, por alianzas nuevas, por modificaciones vitales, individuales o colectivas y será difícil explicar que ahora estemos con aquellos que antes eran tan…

El problema a enfrentar siempre, es ponerse de acuerdo en desarrollar políticas a favor, ni siquiera es suficiente formular un programa, se verá en las acciones concretas ante cada cuestión. Desde hacer un carril bici a construir un barrio, pasando por enfrentarse a la circulación, aparcamiento y contaminación, todo encontrará oponentes. Los que dicen estar a favor, pero no por aquí, no en mi puerta, ni con esta dirección, ni ahora, ni antes que aquello otro, ni, ni… Los deseos no serán suficientes, cada intervención requerirá de fuerzas para desarrollarla, mayores que las de los oponentes sin lo cual la política será inútil.

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