martes, 25 de enero de 2011

ERE a la izquierda, 5. Escisionistas

Discurseamos entre nosotros, (que se identifique quien desee) casi todos escribimos y leemos para los convencidos, nos cocemos en nuestra propia salsa, porque estamos hartos de recibir tantos palos y tantas críticas de nuestros cercanos que evitamos exponernos a abrir puertas y ventanas para ventilar, y necesitamos aire fresco, es imprescindible oxigenar ideas.

‘Discurso autoreferido’ lo llamas tu, solo hablamos para convencidos, para los afines sin salirnos demasiado de eso que llaman ‘la opinión correcta’, que muchos utilizan solo referida para el sistema, pero en versión izquierda. Nos movemos entre tópicos que resultan cuanto menos, aburridos. Y cobardes. Por repetitivos, los mismos adjetivos, poco explicativos de realidades concretas y superficiales y desde luego carentes de soluciones. Pero eso sí arrojadizos contra quien ose decir o pensar otra cosa.

Hemos hablado muchas veces de las escisiones de la extrema izquierda de los 60/70 y de la tradición escisionista desde los inicios del movimiento obrero. Lo triste del asunto es que estos traumas siguen vigentes a pleno rendimiento. Aquí no se junta para formar una organización en común nadie de izquierdas y se escinde todo el mundo a la primera de cambio, hay que decir que dicha tradición se extiende, ha sido abrazada masivamente por los verdes. Como tú dices ‘Nuestro pasado nos predispone a la bronca y nos aleja de la negociación’ lo cual dificulta nuestra posibilidad de influir en política porque para ello necesitaríamos acumular la suma de millones de voluntades diferentes en una dirección compartida.

Ante la debacle de la izquierda, todo el mundo corre para ver si saca ventaja a los demás, piensan que derrotado el PSOE por fin ‘las masas’ irán a sus brazos, pero se equivocan profundamente, muy pocos sumarán voto útil con capacidad decisoria, aumentará el desengaño, se producirán decenas de grupúsculos con los mismos errores ‘nuestra verdad excluye cualquier otra’ y vuelta a empezar dentro de unos años, desde un escalón inferior. Pocos proyectos de suma se ven en lontananza.

Este espíritu tribal ha llegado a la red, incluidos los agregadores. Solo se producen uniones sobre tonterías y banalidades en las redes sociales con ‘me gusta o no me gusta’ y poco más. No entendemos que unirnos con alguien no tendría que significar abandonar la totalidad de nuestras ideas en el pozo común, solo debería consistir en compartir algo aceptando otras diferencias. Y eso sí darle muchísima mayor importancia a los métodos democráticos de organización y funcionamiento, que todos pudiéramos participar y decidir.

Hace tiempo que la izquierda dejamos de intentar convencer a la gente, que abandonamos la labor didáctica, cuesta mucho trabajo y además vamos sobrados, creemos que todo el mundo piensa lo mismo, por eso cuando nos damos cuenta que algunos van por otro lado aparece el concepto de traidor. Nos decimos, si todos caminábamos al mismo paso y ahora no, es que aquel nos ha traicionado, se ha salido del camino recto. Visión religiosa del asunto.

Cuando se trata de ir a la contra es fácil ponerse tras las pancartas, estar en contra del capital y de la banca, incluso hasta lo han agitado los fascistas, el problema surge cuando se trata de ponerse a hacer algo en positivo, defender la política que debemos seguir, las acciones que debemos tomar para salir de la crisis. Estar en contra de todo lo que se mueva es sencillo, pero muy poco útil.

Coincidimos en el problema que citas de ‘el adversario y su derrota total’, algo poco visible parece ser. Cualquier elección sea local, autonómica o general es dificilísimo pueda ser ganada por mayoría absoluta, lo normal es que se divida el cuerpo electoral en tres partes siendo el ganador una de ellas, que poquísimas veces será superior a la mitad. Esto es así y lo será por mucho tiempo, o lo aceptamos, o nos quedamos fuera del sistema. Por descontado que los votantes de derecha tampoco lo aceptan en creciente crispación desde el impacto político de Aznar.

Pero mientras que muchos de los votantes de izquierdas se quedarán fuera del sistema, los de la derecha acudirán en masa a tomar el poder, sea la parcela que sea, ayuntamiento o diputación, club o consejo x, comunidad o nación. Los individuos del lateral derecho tienen muy claro la utilidad del poder, saben que desde el se pueden hacer cosas en la dirección que se desea con mayor facilidad. Esto no nos entra en la cabeza, maldecimos el poder y parece que nos quema la posibilidad de actuar en positivo, de atacar, parece que solo nos gusta jugar a la contra, será porque es más sencillo y te expones a menos palos de los tuyos.

PD. Espero que nuestros lectores se percaten de que tu primer párrafo de ayer, se refiere a los experimentos franquistas realizados bajo el liderazgo de Vallejo Nájera, al más puro estilo nazi.

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