viernes, 28 de enero de 2011

¿Salvemos las Cajas de Ahorro? Salvémonos todos

Otro ejemplo de diferencias en la realidad, la anterior y la posterior, la soñada, la ideal o la soportada. Todas son realidades, pero no todas tienen el mismo valor en un momento y un lugar. Unas tienen más poder que otras en el instante preciso.

Ahora descubrimos que las Cajas de Ahorros realizaban unas labores que no eran estrictamente las bancarias,y dedicaban parte de sus esfuerzos a un público menos pudiente, en entornos menos comerciales permitiendo asentamientos y ordenaciones urbanas con servicios de zonas desarrolladas, con tratamiento menos agresivos en cuanto a rentabilizar sus relaciones comerciales. Eso sí, pagando muy bien a sus trabajadores y consejeros.

Y por supuesto luego está la labor social, como si de una gran fundación se tratara, ya me hice eco del artículo de Peridis sobre el asunto, altamente esclarecedor de la potencia filantrópica. Pero la realidad soportada se nos impone con toda su crudeza.
Todo eso es cierto, como lo es que han quebrado o casi muchas de ellas, sin ayuda nada más que de sus gestores. En estos últimos 2 lustros se han dilapidado patrimonios acumulados durante muchos años, han sido dirigidas al abismo por algunos personajes, curas, políticos, economistas…

Abultadas cantidades de dinero han sido prestadas sin garantías suficientes a promotores y constructores, a especuladores e invertidas en negocios absurdos y fallidos y ahora nadie espera su devolución. Los depósitos en su poder mas los préstamos tomados en el mercado interior mas los préstamos tomados en el exterior, mas las cédulas hipotecarias, o titulización de préstamos hipotecarios que se venden (salen del balance) para obtener más dinero y volverlo a prestar y así me salto restricciones.

El problema es que este modelo de negocio durante 2 lustros entregó ese dinero a individuos que se quedaron con parte, y otra parte lo enterraron entre arena y ladrillos que hoy valen muchísimo menos, por lo que resulta imposible devolverlo, traducido a lenguaje vulgar significa un desastre.

¿Qué hacemos con ellas, que podemos hacer? Alguien quiere poner el dinero necesario para revivirlas, para reflotarlas, nadie sabe cuánto dinero será necesario, veinte mil, o cuarenta mil millones ¿los contribuyentes, los ciudadanos volvemos a pagar? Al Gobierno se le ocurren algunas ideas y tiene prisa, después de 3 años pisando el freno, junto con el Banco de España adormilado, hay que ponerlas en marcha rápidamente porque si caen totalmente pueden hacer temblar al Estado, otra vez cascotes sobre los desvalidos.

El Gobierno central y el Banco de España. Pero, ¿donde estaban el resto de fuerzas políticas y las CCAA con los buenos gestores de todos los partidos que hay allí, que hicieron mientras? debían estar de vacaciones.

No, esto no es Irlanda, pero mejor aprender para que no lo sea. La realidad soportada nos obliga a correr y apuntalar, correr y tragar cosas que realizadas 3 años atrás hubieran sido diferentes. Y ni imaginar podemos lo diferente que hubieran sido, de modificar aquella realidad 10 años atrás.

Llorar por lo que fueron, tiene sentido si lleva aparejado el análisis del fracaso social que señalan. Partidos y sindicatos, poco permeables a la sociedad y muy poco dentro de ellos, instituciones cerradas a recibir impulsos y llamamientos sociales, salvo si fueran útiles para los pudientes, y los chupadores de las autonomías, medios de comunicación que solo adoran el brillo del poder azul y la pasta, servidores de fantasías si están en el lateral derecho, silenciadores de problemas si estos se generan por quienes le ceden derechos y concesiones de transmisión.

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