lunes, 20 de septiembre de 2010

Seguimos con las clases y sujetos políticos

El problema que nos afecta a todos es el de la actuación política, las medidas que toma o debe tomar el gobierno de turno, las propuestas de acciones de los partidos, así el tema del sujeto político o las clases tiene valor en cuanto nos permita influir mejor en la realidad social, tanto para comprenderla como para actuar sobre ella.

La defensa del proletariado como sujeto político, conlleva, como indicaba días atrás, la defensa de políticas prioritarias para el y restrictivas de derechos para otras clases y sectores sociales, ese era el sentido clásico de la utilidad del concepto, dado que representaba a la mayoría de la población (junto con el campesinado que era mas numeroso en muchas ocasiones) pero el proletariado tenía capacidades transformadoras, decía la teoría.

Así un concepto pensado para la segunda mitad del siglo XIX utilizado ahora de la misma forma que antaño puede no solo resultarnos inútil, sino además ‘erróneo e inadecuado políticamente’, y por el contrario requiramos de otros conceptos que resulten de mayor utilidad. Este es el asunto que pretendo demostrar, la utilidad del concepto ciudadano como sujeto político y no el de obrero, trabajador o proletario, para la acción política actual, sin poner en discusión la conveniencia o no de utilizar conceptos de clase, para otros análisis.

Decía en post anteriores que con los conceptos de clase se pierden muchos aspectos y sectores sociales, que no encajan en dichos conceptos. ‘Polémica, clases, sujetos, sin perdón’

De acuerdo con los datos del cuadro que publiqué podemos apreciar que existen 5.207.000 jubilados, mas otros 1.726.000 pensionistas, y mas de 1 millón de incapacitados, dificilmente encuadrables en una rúbrica de clase, resulta, al menos, inadecuado plantearse políticas de clase que pudieran proyectarse hacia esos 8 millones de personas.

Del mismo cuadro destacamos que existen algo mas de 7 millones de niños y jóvenes menores de 16 años, en su mayoría estudiantes, y otros 2.225.000 estudiantes mayores de 16 años. Además destacamos 4.743.200 personas dedicadas a trabajo doméstico. Alguien es capaz de afirmar que se pueda hacer una política de clase sobre estos 14 millones de personas sin atentar contra unos mínimos de libertad.

En 2008, tenemos 2.600.000 parados (hoy 4 millones y medio), muchos son emigrantes, (1 millón), otros muchos, jóvenes menores de 30 años ochocientoseuristas que no han conocido un trabajo estable mas allá de seis meses, difícilmente vinculables a profesión o trabajo, otro grupo dividido en dos serán parados de larga duración que solo han trabajado unos meses en su vida, o aquellos trabajadores mayores que trabajaron pero a su edad, mayores de 45 ya no encuentran nada.

Así que aquí tenemos 20.257.600 individuos ocupados, entre asalariados y no asalariados para precisar los análisis de clase.

En la rúbrica de los ‘no asalariados’, unos 3.564.100, entre los cuales estarán empresarios grandes y medianos, dese luego, pero encontraremos también mas de 2 millones y medio de autónomos, cooperativistas y trabajadores de ayuda familiar y 2.281.700 en servicios que pueden comprender algunas grandes empresas, pero muchas pequeñas, por ejemplo, bares, alimentación, tiendas ropa, de mercancias de todo tipo.

En la rúbrica de ocupados asalariados tenemos 16.681.200, de los cuales 2.832.000 son obreros industriales (y administrativos y jefes, capataces) y cerca de 2 millones vinculados a la construcción y unos 425.000 vinculados al campo y la pesca, de los cuales hay 390.600 no asalariados, que supondremos son en su mayoría curritos no asalariados, pero no grandes empresarios. Una precisión aquí, salarialmente el grupo de obreros industriales puede ser de los privilegiados de todos lo colectivos citados, excluidos empresarios.

Luego nos aparecen la gran cifra de cerca de 11 millones y medio de trabajadores del sector servicios. Aquí tenemos desde ocio, turismo, restauración, tiendas, a personal de sanidad, educación, policías y militares, funcionarios administrativos, jardineros, limpieza, etc.

Claro que entre ellos podemos encontrar a muchos jefes, encargados y directivos, gerentes y alto personal administrativo y profesionales liberales de altura, a vote pronto 1 millón.

En serio pensamos que algún grupo político en occidente defendería políticas de clase sobre estos colectivos citados y podría obtener votos suficientes como para obtener representación parlamentaria?

Este era el fondo de la discusión y debate de estos días, el sujeto político que algunos izquierdistas siguen manteniendo en el proletariado es un error, que poca gente y menos grupos políticos mantienen, porque las propuestas de gobierno y acción política deben dirigirse a un nuevo sujeto político, el ciudadano.

Lo anterior sucede en general, pero no es óbice para que las rémoras del pasado ataquen el presente de vez en cuando. En España desde hace tiempo tenemos una precaridad y un paro juvenil ESPELUZNANTES, en algunos tramos de edad está por encima del 60%, que nadie defienda políticas de clase sin antes actuar a fondo en este asunto. Y sí, los sindicatos se han relajado con este tema por aplicar una política de clase. Tenían más en cuenta a los trabajadores que a los parados, mas a los fijos que a los precarios. (Problema sindical y político 26 de febrero de 2010)

'Moral y política' en sus comentarios después de la defensa de los términos de clase, reconocía políticas progresistas necesarias en torno a la mujer y en torno a las minorías gays y lesbianas, las cuales se encuentran fuera de esa óptica de clase. Por supuesto, Miguel reconocía explícitamente, la existencia de temas trasversales, progresistas, que disminuyen la utilidad de los conceptos como proletariado o burguesía, temas que deberían impulsar políticas no clasistas pero comprometidas con el progreso en los terrenos de la igualdad, de sexos, de religiones y laicidad, de sostenibilidad, que no solo implica medio ambiente

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