martes, 6 de julio de 2010

Crisis. Izquierda. Críticas. 1

¡Joder Manuel Herranz!, es un texto incomible. Es un verdadero monumento a la tergiversación. Incluso detecto un sospechoso tufillo (deja vu) a “rancio”. Más halla de muchas aserciones que haces más o menos bizarras, pero que no tienen mayor trascendencia, no puedo evitar examinar otras más graves.
Para empezar veo raquíticos los criterios que utilizas a la hora de seleccionar tus fuentes documentales. Si esas son las preguntas que tienen que responderte para decidir sobre su fiabilidad, son muy pobres.
En otro punto del texto afirmas cosas como “ver un comportamiento unidireccional del capital…es una idea intelectualmente absurda.” ¡Ahí es “na”!. Por supuesto que es unidireccional. Su única y exclusiva dirección es la adquisición de más capital, sin paliativos.
Lo más curioso, y esto nos da pistas sobre la inconsistencia de tu texto, es que unos renglones antes escribes las siguientes frases referidas al capital: “Los intereses de millones de individuos están administrados por unos cientos, o miles de gestores … todos con la finalidad de conseguir mayores réditos para sus operaciones.”
Si esto no es un comportamiento unidireccional que venga dios y lo vea. Sus intereses aparentemente contrapuestos (la estructura fina que veo es la que te gusta) son meramente tácticos y con el objetivo único de eliminar a la competencia. Precisamente, la fuerza aplastante del capital (de los poseedores) es que tiene una finalidad única, clara, definida, simple, certera y unívoca. Y esa finalidad es conseguir más capital.
Por más unidireccional es autoreplicante. Reto a cualquiera a que me indique otro objetivo del capital que no sea finalmente conseguir más capital.
Esta crisis, que en el detalle parece distinta a otras anteriores pero que en esencia es igual, es consecuencia lógica de un proceso que se rige finalmente por leyes básicas del mercado y que son esencialmente las mismas desde hace más de un siglo.
Discrepo de que lo importante es el detalle. El detalle de esta crisis no es más que una variación del tema central. Cada crisis económica es el resultado de un mismo proceso general que presenta peculiaridades locales y temporales. Contrariamente a lo que dices, hay que superar la visión estrecha y mirar desde lo alto para no perder la perspectiva del problema. No hay que perderse (demasiado) en los detalles.
¡Ojo al parche!. Explícame tú, que al parecer escribes desde la izquierda, lo que dices más adelante “En la izquierda tenemos un problema añadido,… No aceptamos fácilmente la sociedad que nos hemos dado, en la cual hemos participado en su construcción y en la que nos toca vivir”. ¿Debo entender que la izquierda debe aceptar fácilmente la sociedad que le ha tocado vivir para tener menos problemas?. Perdona, o no sabes lo que dices o no eres de izquierdas. Sin más comentarios.

Según indicas, los problemas de hoy, y que la izquierda no es capaz de ver, se resumen en que el Estado está en deuda. O sea, el Estado, que somos todos, está en deuda con unos pocos dueños del capital. Esto, perdona Manuel, es ideológicamente inasumible para un izquierdista que tiene el problema añadido (como es mi caso) de no aceptar la sociedad que le ha tocado vivir.
Mucho menos cuando ese Estado, que somos todos, ha dilapidado parte de su poder salvando la cara de muchos de esos dueños del capital. El Estado no puede ni debe asumir un papel al mismo nivel de los poderes económicos. El Estado (entendido como garante de los intereses generales) está por encima (y esto duele) por encima de cualquier otro poder.
Más adelante en tu escrito descubres, finalmente, dónde está el huerto al que pretendes llevarnos. Vienes a decir, resumiendo, que… o economía de mercado o el caos, Europa: ese idílico lugar donde habitan los mercaderes, mayor implicación ciudadana, eso sí, pero poco poder y fuera de Europa nos espera el averno y poca diversidad autonómica. Llegas a decir que “desear que no existan mercados es un deseo que convendría precisar o solo se quedaría en una chiquillada”. Quiero pensar que te estarás refiriendo a los mercados de San Miguel, de Las Maravillas o de La Boquería, porque si te refieres al Mercado Financiero, Global, amoral, anónimo, capaz de quebrar Estados, especular hasta la nausea y comerciar con vidas y muertes, es intolerable sin precisiones, aunque según nos adviertes “nos quite fuerzas para plantear límites en determinadas operaciones financieras”.
Finalmente, como en un anuncio de compresas, “de repente ¡plaf!. Nos dices cosas como “el capital manda y el Estado manda” o, porque la banca española ha comprado deuda pública a requerimientos (¿) del gobierno, nos dices que es (agárrate) “otra muestra de intereses compartidos entre capital y Estado” y otra lindeza para enmarcar “los intereses del capital bancario no creo que sean asfixiar al Estado, mas bien les interesa salvarlo para ganar pasta, apretarán las clavijas, pero siempre con la idea de poder cobrar…”. Seguramente os recuerde cuando dábamos biología en el colegio la diferencia entre depredador y parásito. Solución: al segundo le interesa no matar a su víctima.
Y cerrando el círculo, no puedo más que decir: ¡joder Manuel! Tú eres de derechas, macho.
Un abrazo, D.
P.D. No he visto escrita una palabra del actor del mercado más numeroso y menos capitalizado: los desposeidos.

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