viernes, 7 de mayo de 2010

No estoy de acuerdo

No estoy de acuerdo con las voces que critican a los que cuentan, contamos, los errores, los datos, los asuntos, los desastres de la crisis económica. Silenciar todo es un error y en una crisis casi todo lo que ocurre será negativo, porque de lo contrario no sería una crisis.

No me parece bien callar durante tanto tiempo las tremendas tormentas financieras que comenzaron hace dos años y las repercusiones que tienen y tendrán en nuestras vidas, ya hubo un tiempo de relativo silencio y nada mejoró nada. No me parece bien dejar este terreno libre solo a los ultramedios y a los ultraliberales

Durante 15 años se fraguó la burbuja inmobiliaria española. Especialistas inmobiliarios y algunos analistas pasaron años hablando del tema, nadie les hizo caso, por alarmistas, decían, cuanto nos habríamos ahorrado si los hubiéramos escuchado. Incluso hubo ocasiones en que algunos servicios de estudios financieros, hablaron de los peligros de la burbuja, luego dejaron de hacerlo. La mayoría de nosotros que sabíamos de la burbuja, no pensó que fuera tan tremenda que pudiera llevarse tanto por delante.

Todavía este año, incluso hoy, personas inteligentes, sensatas, cultas, siguen arrinconando a los críticos y analistas ‘mas alarmistas’, normalmente sin debatir, contradecir o argumentar en contra de sus análisis, cuando muchos de ellos son precisamente los que mas cerca han estado de explicar lo sucedido y lo que sucede actualmente, por qué entonces desconfiar totalmente de lo que podría suceder con los datos que aportan, y SUPUESTO QUE NO SE MODIFICARAN ACTUACIONES.

Pues claro que ninguna decisión es limpia y clara, todas son contradictorias, por supuesto que hay criterios distintos sobre los caminos a tomar y en qué momento aplicarlos. Seguimos con mas inversión pública para cebar el motor o mejor lo dejamos ya y empezamos a combatir el déficit, pero al hacerlo podríamos frenar el incipiente crecimiento, al tiempo tenemos que tapar las numerosas vías de agua que tiene el barco…Pero es mejor hacerlo hablando que en silencio, mejor exponer los peligros posibles que van encadenados a las noticias y la repercusión de las decisiones, que silenciar los desastres hasta el momento de la explosión.

No estoy de acuerdo con tantas personas, algunas maravillosas, que de forma irresponsable quieren seguir escondiendo la acumulación de noticias negativas, los desastres de una crisis como nunca habíamos vivido, que está trastocando países enteros. Tampoco estoy de acuerdo en meter a todo el mundo en el mismo saco a los profetas del Apocalipsis que esperan sacar beneficios del desastre y a los que explican lo que ocurre, para ver como mejorar la situación, a los que siguen pensando que esta es una crisis como la del 92, corta y pasajera, o a los que confunden la aparición de datos económicos positivos con que aquí ya pasó todo.

Ayer escuché a Felipe González con Iñaki Gabilondo, no se cortó al hablar de la crisis económica y su devenir en crisis política, era un chorro de voz, parecía una explosión de actividad mental contenida, y al margen de estar en su onda o no, escuché un discurso coherente, con la incertidumbre normal de la situación, pero un discurso global sobre la aparición de los problemas, nuestra parte de asuntos específicos, las salidas posibles, siempre con mas Europa, los debates pendientes en el entorno financiero, de controles y de impuestos, de crítica y control a las agencias de calificación, y por supuesto tenía contenido político, socialdemócrata y no ultraliberal, pero de su boca salían problemas y argumentos.

Las cuestiones hay que debatirlas, explicarlas, darlas a conocer, desde todos los rincones, a todo el mundo y en una crisis será normal que aparezcan cuestiones graves, oscuras, desastrosas.
Es un error rebajar la intensidad de los comentarios sobre lo que está ocurriendo en el mundo y en Europa, porque sea peligroso para nuestro futuro. Es un error monumental dejar el territorio de los comentarios solo a un sector político. Es una tontería rodearse la cabeza con la manta y esconderse.

Hay un nivel de debate y hay un nivel de toma de decisiones. La vida ya no podrá seguir igual que hasta ahora, muchas cosas van a cambiar. En el nivel de debate me parece que estamos muy lejos de haberlo exprimido en las dos direcciones que a mi se me ocurren:

a) Lo inmediato, como salimos y a que velocidad, que políticas y en que dirección, y con qué discurso, es imprescindible, máxime con la crisis política que está comenzando. En el nivel de las decisiones, económicas, es una perdida de tiempo precioso no tomar acciones inmediatas, que unos meses mas tarde pueden ser mucho peores. Los pactos hay que intentarlos, pero no paralizarse si no se producen y con el PP será prácticamente imposible, así que hay que actuar sin esperarlos. También hay un nivel de decisiones políticas que empezar a tomar.

a) Lo estratégico, por qué pudo producirse una cuestión tan monumental y global, que tipo de sociedad puede favorecer estas eclosiones, modelo de sociedad con mas o menos mercado y estado, son dos aspectos de la discusión, con mas o menos energía, con el mismo derroche o menor consumo, mayor producción o decrecimiento, con mayores o menores bancos, si o no a las productos financieros globalizados, controles nacionales, o zonales a los mercados,...sin Europa no es posible la actuación nacional, por las modificaciones en el poder mundial, China y EEUU, y los BRIC, y la ONU, y que regiones crecerán en capacidad.

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