sábado, 29 de mayo de 2010

Informe Europa 2030

Hace días enlacé el informe, al que doy mucha importancia como documento para situarse hoy en este mundo tan cambiante. Ahora transcribo extractos de la presentación del Informe. Recuerdo que el presidente del grupo de 'sabios' que lo elaboró fue Felipe González.

Informe Europa 2030

''Lo que vemos no es tranquilizador para la Unión y sus ciudadanos: crisis económica global; Estados al rescate de banqueros; envejecimiento demográfico que afecta a la competitividad y al estado del bienestar; competencia a la baja en costes y salarios; amenaza de cambio climático; dependencia de unas importaciones de energía cada vez más cara y escasa; o desplazamiento hacia Asia de la producción y el ahorro. Y todo ello sin contar con la amenaza del terrorismo, del crimen organizado o de la proliferación de armas de destrucción masiva.

¿ Podrá la UE preservar y aumentar sus niveles de prosperidad en ese mundo que se perfila? ¿Será relevante para mantener sus valores y sus intereses? Nuestra respuesta es positiva, si trabajamos juntos y desde ahora. Por separado no lo lograremos, porque los desafíos son demasiado grandes para enfrentarlos con éxito desde nuestros espacios nacionales. La Unión Europea podrá ser agente del cambio, y no soportarlo pasivamente. A esa conclusión ha llegado el Grupo, que se ha beneficiado de las opiniones expresadas por personas e instituciones muy cualificadas. Todos los miembros coincidimos en algo fundamental: que los europeos nos encontramos en un punto crítico de nuestra historia. Que para superarlo tenemos que movilizar las energías de todos, en cada nivel de la sociedad –responsables políticos y ciudadanos, empresarios y trabajadores- en un renovado proyecto común.
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Europa es la región más golpeada por una crisis que, aunque surgida al otro lado del Atlántico, ha puesto de relieve los problemas estructurales que venían detectándose desde hacía tiempo y que, de no enfrentarse ya, tendrán consecuencias dramáticas en el futuro. La crisis aparece, pues, como el parte aguas en la historia de una nueva realidad mundial que se viene configurando hace más de dos décadas. Todo indica que habrá ganadores y perdedores en este cambio global, y si la Unión Europea no quiere estar entre estos últimos, como viene ocurriendo, tiene que reaccionar ya, definir estrategias de reformas para el horizonte de los próximos 20 años, aunar fuerzas, movilizar recursos y pasar a la acción. En definitiva, superar la introspección mirando hacia fuera, hacia la nueva realidad global.
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Necesitamos desarrollar sin dilación la gobernanza económica que nos falta para evitar los choques asimétricos derivados de la coexistencia de una moneda única y un mercado interior con distintas políticas económicas. Ni el Euro ni el Pacto de Estabilidad y Crecimiento están en la base de los problemas surgidos, pero no son suficientes para garantizar la convergencia económica. La Unión debe resolver las divergencias existentes entre Estados miembros, vigilando y corrigiendo las pérdidas de competitividad que reflejan los desequilibrios en balanzas de pagos y por cuenta corriente. Los criterios de convergencia deben incluir estos elementos y tenemos que disponer de un instrumento de estabilidad monetaria para afrontar crisis imprevistas.

Urge la reforma del funcionamiento de las instituciones financieras y de sus mecanismos de vigilancia y control para evitar que estemos incubando ya la próxima crisis. Salvo para cortar créditos a la economía productiva, nada ha cambiado en el comportamiento de las entidades financieras que nos llevó a la crisis. Sería deseable
que las reformas se operaran en el G.20, pero es imprescindible, hasta que se consiga, que la UE tenga sus propias normas regulatorias y sus mecanismos de control y vigilancia. Los ciudadanos no permitirán otra operación de rescate como la que se ha hecho.``


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